ALGUNAS DUDAS HONESTAS



Hace tiempo tuve la oportunidad de leer, privilegio que muchos no se conceden aunque digan pertenecer al Proceso, unos discursos radiofónicos del Che Guevara, como Ministro de Industria o algo parecido. Además de plantear la firme resolución para que todos tengan un mismo salario por un mismo trabajo, se preguntaba qué era un salario justo y si a un vago consumado debía pagársele lo mismo que al diligente.
Pero no solo comunicaba cosas de este tipo, sino, en esa etapa de consolidación de la Revolución, con las puertas de Occidentes cerradas, cómo el bloque socialista se había mostrado abierto, solidario y de apoyo. En efecto, dichos países no necesitaban del azúcar de la caña porque la extraían de la remolacha, pero se comprometían a comprar ciertas toneladas mientras. Sin embargo, lo que quiero resaltar es que se veían en desventaja a la hora de ofrecer otros rublos. Recuerdo que puso como ejemplo la confección del calzado: había ciertos estándares que aquellos comunistas redomados esperaban de los productos cubanos para poder comprarlos. Y como el calzado otros tantos. Me sonaba bastante familiar el que una persona, si entra a una zapatería, escoge lo que se pone y lo que no, para él o para sus hijos.
Pero además de la anécdota, me surgieron preguntas que deseo compartir. El ideal del socialismo es la propiedad colectiva de los medios de producción. Si dicha propiedad es del Estado, me parece una engañifla cercana a la estafa. Lo realmente reivindicativo es que los obreros de esta fábrica sean sus propios dueños. Lo cual no es fácil, excepto que nos refiramos únicamente al plano accionario. Porque en la toma de decisiones, sea los consensos sea la complejidad de los mercados, son pocos los expertos, que a veces ni siquiera logran convencer a cualquier capitalista de vieja estirpe y dueño completo de lo suyo. Pero supongamos que tal cosa se pudiese dar en todos los casos, que en algunos lo creo posible y admirable ¿Qué sucede si la fábrica quiebra? No sé, por ejemplo, se quemó, hubo una epidemia, en la otra esquina del mundo inventaron un mejor producto (piénsese en el caucho versus los sintéticos), los obreros se dedicaron a vivirse la fábrica sin dar ni golpe… o tantas otras posibilidades. Claro que un Estado rico sin escrúpulos para hacer crecer su burocracia enseguida se las ingenia. Pero no me parece que ese fuese el ideal de Marx ni la aspiración de los anarquistas. La fábrica quiebra, así de simple, la gente queda en la calle, cosa triste, pero no queda otra que tocar la puerta de otras fábricas. Si también en las otras fábricas los obreros son los dueños ¿cómo queda eso? ¿cómo alguien puede acceder a trabajar en una fábrica de la que no es dueño o cómo puede hacerse dueño para trabajar al mismo tiempo? ¿no queda una masa en el aire, colgada de la brocha?
Estemos claros: que los obreros sean en mayor o menor medida dueños de sus medios de producción suena justo y deseable. En la práctica, en pequeñas y medianas empresas pudiera darse porque es más fácil establecer relaciones horizontales y de corresponsabilidad. En las grandes, fuera de la participación accionaria, lo dudo; además que sería un perjuicio para la misma sociedad, beneficiaría de sus productos. En el último caso y abierto a la pequeña y mediana, el riesgo de pocos da dinamismo y seguridad. Permite innovar, explorar nuevos mercados, tecnologías, presentaciones, etc. No es lo mismo que arriesgue lo mío que lo de los demás. Y la seguridad jurídica debería buscar que así fuera y no que los platos rotos los paguen los obreros, quienes podrían trabajar con mayor o menor participación en otras empresas, o, si se creara la cultura, tener participación accionaria en diversas empresas. Pero para eso el Estado no puede ni ser interventor ni simplemente mirón.
Son dudas honestas, que esperan respuestas más que agravios, por si acaso.

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