Cuba: entre la decadencia y la prosperidad

La decadencia de Cuba contrasta con la prosperidad del exilio cubano en Miami. Pero el contraste no es entre particulares sino entre un Estado, dueño de los medios de producción que una vez fueron el orgullo del Caribe, y una serie de personas que buscaron refugio. No se trata de debatir ideas sino realidades: es obvio que Batista era un tirano abominable y que el estiramiento de ciertas élites cuya visión de la vida distaba mucho a asemejarse a igualdad de oportunidades deseable para el resto. Pero ese grupo, con su visión de exclusividad, consigue echar raíces y progresar no solo en los Estados Unidos de Reagan y Bush, o de la Mafia y el Ku Klux Kan, sino también en esa de reglas claras, de conquistas de los derechos civiles y demócraticos, de Martin Luther King, la que estuvo a punto de proceder contra Nixon y la que devolvió el "balserito" a la isla de su padre, sin mencionar a presidentes legendarios como Lincond, Kennedy y carismáticos como Clinton, además de sorpresas como las de Obama.
La isla justiciera, la que decía que la historia estaba de su lado porque así debía pendular según el materialismo histórico marxista, está en quiebra en la relación básica del marxismo filosófico: la del ser humano con la naturaleza.
El barco está encallado, por mucha ayuda que le preste países como Venezuela. Ni sus fundamentos se salvan si lo siguen planteando de manera dogmática. Nadie, de buena conciencia, pide que se renuncie al anhelo de una sociedad mejor o que se transforme en una colonia extranjera. Pero si desea salir del atolladero deben crearse estrategias y cambiar ciertas reglas: Batista está muerto y los años cincuenta enterrados. Algunos hicieron la experiencia del éxito y lo hicieron fuera de Cuba y bajo reglas claras ¿Será mucho esperar dicha apertura?

Comentarios

Entradas populares