JUAN PABLO II, "IL SANTO SUBITO"


Ya Juan Pablo II es beato. El grito, el día de su entierro, de “Santo subito” (santo inmediato), parcialmente se ha cumplido. Podrían decirse muchas cosas, lo que es innegable que se trata de la persona santa más conocida de los últimos tiempos.

En la edad media se estilaba la santidad por aclamación popular. San Francisco fue uno que accedió a los altares de esta forma. Pero tal práctica, al ser poco rigurosa, permitía que se colaran leyendas populares que, hacia el siglo XVII, la Iglesia tuvo que purificar. Pues no solo había en el santoral santos inexistentes sino con hechos pintorescos cercanos a la sensibilidad popular, más no a la santidad cristiana.

En el caso del Papa, la aclamación popular puede caminar de la mano, como en el caso de la madre Teresa, de la normativa más exigente. Con ellos dos difícilmente puede un católico de finales del siglo XX decir que no ha visto a un santo. Y menos dudar de su talante.

Oposiciones, como siempre, existen. En el caso del Papa, es algo intrínsico a un hombre de poder. Porque ser Pontífice implica poder de decisión, sobre hombres y conciencias. Y en un mundo de mass media y democratizado, lo común (y hasta lo sano) es la crítica.

Las principales han sido tres: su libertad en la liturgia, el caso del P. Maciel y el trato con los levfebristas. Muy curioso porque, en la primera y tercera, la acusación sería de liberal. Para explicarnos mejor, de romper con la sana tradición de la Iglesia. Porque en la Iglesia la Tradición (con mayúscula) tiene un peso; y los avances son en línea de continuidad, no de rompimiento. Que conste que tradición no tiene que ver con sacar en procesión a algún santo o con los panes de san Antonio. Es la vivencia profunda del Misterio de Dios presente en la Iglesia. La segunda objeción es más delicada ¿cuánto podía saber el Papa sobre el P. Maciel? Difícilmente el hombre que pidió perdón por los pecados de la Iglesia en 20 siglos, que no son pecados personales de él, hubiese tolerado algo tan abominable como la pedolastría y la pedofilia. Quien actuó con mano firme en tantas circunstancias no hubiese ganado nada, y perdido mucho moralmente, ocultando ciertos abusos. Pero, pienso, la investigación sobre las causas de la misma y la manera como se procedió en diversos casos, está lejos de concluir.

Lo que resulta simpático es que, en este mundo liberal, librepensante, tolerante, relativista, agnóstico y hasta nihilista, haya habido pocas voces sobre los procesos y acciones contra líneas teológicas o ideológicas particulares, llámense o no vanguardistas, de izquierda o lo que sea. Porque durante algún tiempo fue la queja en ciertos círculos y en la prensa. Puede que con el tiempo se pueda apreciar mejor el alcance de ciertas medidas, hoy no siempre bien comprendidas, pero llama la atención que no se haya argumentado masivamente desde esta trinchera ¿será que el mundo está cambiando? ¿está siendo más conservador? ¿siente mayor vértigo ante la carencia de seguridades?

Pero como legado imperdible debe conservarse su Magisterio, pues tiene páginas con un valor admirable inclusive solo vistas desde el punto de vista humano y moral. El problema de iconizar a una figura de este tamaño es que se la acalle y se le reemplace por un taumaturgo. Que sirva para pedir favores y encender velas, encerrándolo en una mudez conveniente. Su historia, y su contexto histórico, debe conservarse como memoria histórica. El siglo XX es demasiado importante como para olvidarse de él y, dentro de él, el pontificado de Juan Pablo II. Experimentos como el nazismo, el fascismo, el marxismo, el comunismo, la guerra fría, el capitalismo salvaje, los nacionalismos, racismos, discriminaciones… con su cantera de muertos en gulag y campos de exterminio, no puede relegarse al olvido. Y este es el escenario, con más detalles que estas pocas líneas, donde el ser humano busca a tientas el camino para seguir sin autodestruirse… y donde Juan Pablo II ejerce su ministerio.

El Papa venido de lejos, como se dijo entonces apenas electo, provenía de detrás de la cortina de hierro. Era un mundo polarizado por zonas de influencia, con campañas de propaganda y desinformación, que había estado al borde de una guerra atómica a principios de los 60. Su mundo correspondía al del bloque soviético, y había sufrido la ocupación nazista con sus campos de exterminio. Conocía la literatura clásica comunista y era testigo de cómo se quería aplicar. Ese hombre no podía dejarse engañar por idealizaciones pueriles más cercanas a compensaciones de complejos y culpas que a un sano sentido de la realidad. Y eso significó una piedra de tranca para movimientos liberacionistas latinoamericanos y teologías de la liberación, que coqueteaban con análisis marxistas. Puede que su receta haya sido contundente en extremo, pues pareciera sospechosa cualquier teología latinoamericana, sobre todo para el público desinformado. Pero es comprensible en parte su desencanto ante cierto colaboracionismo político entre teología y política de extrema izquierda ¿Por qué en América Latina iba a existir un marxismo piadoso en contradicción con sus raíces doctrinales y experiencias europeas? Y para el Papa la deformación de la Fe es deformación de la verdad del ser humano.

Ese era, en parte, Juan Pablo II. Ya no vivimos la atmósfera de la guerra fría. Ciertos radicalismos e intransigencias nos son incomprensibles. Creemos que todo puede terminar felices y contentos, como si la caperucita roja cenase amablemente con el lobo. La ingenuidad puede hipotecar el futuro cuando se confunde la búsqueda de la justicia con la resurrección del experimento soviético. Tan anacrónico como un restauracionismo. Con el peligro de que el juego acumule muertos y miseria antes de que llegue a su fin. La voz de Juan Pablo nos sigue alertando… sin declinar ante la injusticia ni ante el capital.
Juan Pablo II es beato... en esta semana en la que el mundo se quita el traje que lo enlutó con la muerte de personalidades de distinto tipo: lady Diana, la madre Teresa... y Karol Wojtila.

Imagen mexicana vaciada en el 2007 con 150 toneladas de llaves (7 millones) ... recogidas de entre el público con el slogan "dale la llave de tu corazón".

Comentarios

Entradas populares