DIOS PROVEERÁ
En un ataque de ímpetu religioso, se podría deducir, el
presidente venezolano usó la frase de “Dios proveerá” en su discurso de “Memoria
y Cuenta” ante la Asamblea Nacional (21 de enero de 2015). Una frase extraída
de la Biblia ciertamente, no sé si madurada en sus correrías por el Medio
Oriente, una vez que su fe maoísta de la nueva China entró en crisis, pues Xi Jinping no es Mao, ni la China actual es la de la revolución
cultural, o por la participación en la Iglesia ortodoxa del otrora agente de la
KGB, Vladimir Putin. Frase sincera, no por la creencia que uno teme manipulada, sino por la apelación a
un Ser superior que desnuda lo grave de la situación que han pretendido
maquillar.
Confieso que no escuché el discurso presidencial, así como sí
lo hice, pues me cautivó, con el discurso de Obama del día anterior. Es un
asunto de… como decirlo… ¿quizás resiliencia? Así que la frase, al principio,
la tomé como “mamaderita de gallo” (tomadura de pelo, burla socarrona) de
internautas. Luego, al verla por twitter y escucharla por la radio y en la
calle, me intrigó. Y más por el contexto en que se dio. Por lo que me di a
comprobar su autenticidad antes de dedicar unas líneas a deshilvanar el asunto.
El camino de Occidente, por no decir de la humanidad, ha sido
la conciencia paulatina de poder forjar su propio destino. De tener el futuro
en sus manos, sin invocaciones añadidas. Del siglo XVI para acá, la ciencia
permitió el avance a través de nuevos descubrimientos, que a su vez permitieron
el desarrollo de la “technos” (tecnología) y, por lo tanto, a no depender tanto
de los caprichos de la naturaleza a la hora de pretender un futuro mejor para
la humanidad. Luego de Gianbattista Vico, en el siglo XVIII y más tarde
impulsado por Hegel y Marx, XIX, se tomará conciencia de que la historia es una
cosa de los hombres, no de los dioses. De tal forma que los hombres expulsaron
a los dioses del proyecto de paraíso que pretendían construir. Y con ello el
sino y el destino. Así que la frase “Dios proveerá” está muy lejos del
vocabulario intelectual de este recorrido y, por supuesto, de la jerga
especializada.
Pero si nos adentramos en la visión moderna de organizar la
economía y la sociedad, la planeación y la planificación estratégica tienen su carta
de ciudadanía. Quizás no los experimentos de economías con planificación
centralizada, al estilo soviética, pero todas las empresas, por ejemplo, hacen
planes y proyecciones; los mismos Estados monitorean sus desempeños y buscan
crear las condiciones adecuadas, que sean medibles en el tiempo, para augurar
crecimiento económico.
Así que Maduro ha utilizado una frase bíblica en un tiempo no
bíblico… aunque casi pareciera que apocalíptico. Ha revolucionado la historia
convocando del exilio a los dioses para que, bajo augurios, mantras e
inciensos, trasmuten la catastrófica realidad en áurea prosperidad. No entremos
en la asistencia de chamanes y paleros, para no desviar la atención. Lo que
conviene resaltar es lo anacrónico y contrario a la mentalidad moderna. No hace
falta tomarse en serio el credo marxista como para entender lo contradictoria
de su posición.
Pero puesto que la cita tiene su lugar de origen en la
Biblia, conviene entender, por lo menos, su contexto, ese que ignora Maduro. La
frase la pronuncia Abraham a su hijo Isaac, cuando van de camino a ofrecer un
sacrificio en descampado, sin llevar consigo ninguna víctima que ofrecer. Isaac
le inquieta esta situación y se la pregunta al padre. Este no le dice que Dios
le ha pedido que ofreciera a él, su hijo, como víctima. Los pueblos de
alrededor ofrecían sacrificios humanos de infantes, así que para Abraham no era
descabellado. Además que no tenía el recurso de una Biblia o un Catecismo como
entender que tal cosa resultaba abominable para Dios. Pero Abraham era alguien
que había aprendido a vivir para Dios, en confianza y fidelidad. Siendo anciano
y su esposa anciana y estéril, Dios le concede un primogénito. Así que la
extraña petición de Dios no hay que verla simplemente como una acción en contra
una vida inocente, cosa que nosotros vemos de manera escandalosa, sino contra
el amor de padre que debe decidir entre lo que le pide Dios o su hijo. Por lo
que Abraham le responde “Dios proveerá”.
Llegado al sitio, Abraham revela a su hijo la angustia que carcome su corazón
cuando prepara el altar con la leña (el sacrificio era ofrecido de forma
cruente y luego quemado), ata a su hijo y eleva el cuchillo para inmolarlo. La
voz de Dios detiene a Abraham en el momento en que levanta la mano armada para
inmolarlo (en la iconografía se representa a un ángel deteniendo la mano a
punto de descargarse sobre el muchacho) y termina diciendo que ya ha visto que
Abraham es capaz de entregarle a Dios cualquier cosa que le pida. Dios provee
luego un carnero trabado entre las zarzas, que va a servir de víctima en lugar
de su hijo Isaac. El texto repite la expresión de “Dios proveerá” y Abraham llama
al sitio “el monte Yavé provee”.
La frase que Maduro utiliza para confiar en la Divina Providencia
cuando anuncia el panorama y medidas económicas, la usa Abraham para confiar en
Dios a la hora del sacrificio, e incluso para evitar hablarle a su hijo sobre
el destino que Dios le tiene preparado. Así que ¿qué tiene que ver lo uno con
lo otro? ¿se parece Maduro a Abraham, que no quiere decirle la verdad a sus
hijos? ¿o que es la hora de inmolar al pueblo en el altar de la revolución por
fidelidad al panteón del socialismo? ¿los dioses del socialismo gritarán a
Maduro que se detenga, que el socialismo de este corte es un fraude? ¿tendrá
Maduro el oído lo suficientemente fino como distinguir el momento de parar todo
este disparate?
Preguntas van y preguntas vienen. No sabremos qué va a pasar.
Sabemos qué pasó con Abraham… Por cierto, el monte Moriah, aquel donde Abraham
estuvo para sacrificar a su hijo, ese mismo que él llama como “el monte Yavé
provee”… es Jerusalén.
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