CASA DE MIS SUEÑOS Y DE LA INFANCIA
Casa de mis sueños y de la
infancia.
Donde moran recuerdos y sombras.
Promesas y desencantos. Muchos “pudieron” y menos “fueron”.
Casa de mi infancia habitada por
tantas sombras y tantos recuerdos, que salen de las esquinas, que se asoman
detrás de los muebles. Casa del encuentro, del encuentro conmigo mismo. Donde
está mi historia en sus pasillos y paredes. Arte rupestre que se anida en los
laberintos de mi mente. Lugar del encuentro, sin fuga alguna. Lugar del
encuentro, con las sombras fugaces.
Lugar de mi historia. De lo que
fui. De lo que quise ser. De los que estuvieron. De los que están. De los que
se fueron. De quienes vagan por calles, por otras calles. Por ausentes que
estuvieron presentes. Por los que han partido.
Casa de mis sueños y de la
infancia: estar contigo es estar conmigo. Es todo a la vez. Es estar con mi
propia intimidad. Con la desnudez de lo que fui, de lo que decidí, de lo que
dejé de ser.
Glorias ausentes. Contabilizadas
proezas de fantoche. Memorial de los intentos, intentos fallidos. Emboscada de
fracasos y decepciones. De decepción de mi mismo.
Dolor pródigo. Dolor prójimo. Dolor
en los que esperaban unción. Dolor en los que ahora son transeúntes de la vida.
Huérfanos de la mano amiga.
Casa de mis sueños y de mi
infancia, que me sales al paso sin acorralarme. Casa de mis sueños que
preguntas por mi vida. Que preguntas sobre cómo he vivido mi vida. Casa de mi
sueños, que no me tasas, que no me mides, que no me pesas…
Habrá Uno que me pese mi vida.
Espero que cuando llegue no sea tarde. No sea tarde para pedir perdón. Para
resarcir, sin hacer uso de trucos mentales.
Remanso de paz.
Casa de mis
sueños y de la infancia. Ya no te soy esquivo. No corro. Me dejo alcanzar. Soy
lo que soy. Sin vestidos ni vestigios. En paz con mi presente y mi pasado. El
sonrojo de no seguir corriendo, huyendo, escapando. Sin atuendos que revistan
la desnudez.
Soy lo que soy. Como un lago de
aguas serenas. De extremo a extremo. Lo que se ve, eso soy. Sin escondites. Sin escondrijos. Sin subterfugios.
Será así que el sol se pose sobre
el agua y la vuelva dorada.
Casa de mis sueños y la infancia.
La mía.
Alfonso Maldonado
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