ZIKA: EL ESPECTRO QUE NOS ARROJA EN LOS BRAZOS DEL ABORTO



Pbro. Alfonso Maldonado

     El mundo ha encendido las alarmas ante la epidemia de Zika. La advertencia viene de la OMS, en el sur de la Florida ya han decretado la emergencia sanitaria, en Santo Domingo hay un operativo de fumigación masiva, en Colombia por el Norte de Santander se expande indeteniblemente. Ya hay un caso de una mujer embarazada en Cataluña y, por lo tanto, ha desembarcado el virus en Europa. Hasta los Juegos Olímpicos están en jaque.

     Si esto pareciera desolador, ya se sabe de un caso de transmisión por transfusión de sangre y otro con todos los indicios de contagio por medio de las relaciones sexuales (una persona que tuvo relaciones en Estados Unidos con otra persona que había estado en Venezuela), aparte de encontrar rastros de virus vivos en saliva y orina.

     Lo que sin embargo hace que se preste más atención con medidas “des-medidas” es la forma cómo afecta la gestación. Diversas complicaciones aparecen, entre las que resalta la microcefalia, talla craneal disminuida cuando nace el bebé. Puede acompañarse de otras afecciones, que varían. Así pues, se aconseja prevenir el embarazo en estos tiempos, usando técnicas que van desde la anticoncepción hasta la abstinencia. Pero, si esto falla, el recurso al aborto parece tomar protagonismo, como presiona la mismísima ONU, además de la anticoncepción.

     Ya el periódico El País de España alerta contra los peligros del aborto clandestino. Para la línea de este medio resulta lógico y emancipador legalizarlo en una variedad de situaciones tales, que pueda realizarse en lugares asépticos. Por supuesto que pueden ocurrir abortos que se salgan de los parámetros legales. En Colombia ocurrió esta semana un aborto, en razón de que el bebé venía con complicaciones graves a causa del Zika, a las 32 semanas de gestación: el octavo mes. En las legislaciones más liberales se acepta el recurso al aborto en ciertas circunstancias y hasta la 24° semana (6° mes), como en Inglaterra; en España es hasta la 14° semana (3°mes), excepcionalmente el 16°. Por supuesto que los fundamentos para tal jurisdicción distan de tener una objetividad incuestionable; todo lo contrario, se basa en consensos donde lo subjetivo, lo que se considere conveniente, es lo que se decide. Por supuesto que lo conveniente abarca desde intereses comerciales hasta posturas personales. Es lo se llama relativismo moral, que se funda en una postura escéptica ante la verdad y hasta nihilista (cf. JUAN PABLO II, Evangelium vitae, n. 20).

     La prueba de lo relativo de ciertas normas es que, con 32 semanas, una mujer colombiana abortó ¿qué decir de todo esto, dentro de la emergencia sanitaria que nos va envolviendo y sobrecoge a todos? ¿cómo queda la postura de la Iglesia ante la inviolabilidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural? Queda ratificada: nunca es lícito el aborto. Así que los planteamientos deben ser de otro tipo.

a)    En primer lugar quiero señalar que las familias y sociedades no pueden dejar solas a las mujeres que pasan por estas circunstancias. Si eso es válido ante embarazos no deseados ni planificados, incluso de adolescentes, también lo es en estos casos. Una mujer en gravidez experimenta demasiados cambios metabólicos como para enfrentarse sola a decisiones de esta naturaleza. Puede sentirse vulnerable, con necesidades importantes de protección. Así que la familia, en el sentido nuclear y amplio, debe transformarse en un santuario donde se venere y proteja la vida. Y la sociedad debe buscar alternativas para cantidad de casos, que sería más cómodo negar su existencia exterminando la vida naciente.
b)    En segundo lugar, el aborto no es una solución sino un problema añadido. Nuestra psicología puede negar ciertas realidades sin grandes consecuencias, no así la decisión realizada de detener una vida. La experiencia indica que ninguna mujer sale ilesa de la experiencia de abortar (cf. Documental “Canciones de cuna”, de RT). Si pretende que puede lograr que la propia vida y planes continúe, eso no es cierto. Inclusive quienes asumen su error y, para los creyentes, se reconcilian con el Señor, la fatalidad del aborto se sigue llevando sobre los hombres, con mayor paz, por supuesto, pero sin olvido. Quienes han perdido hijos adultos o parejas luego de años de convivencia, pueden dar fe que el recuerdo acompaña la ausencia, aunque se maneja de tal manera que no impida desenvolverse en la vida.
De manera triste se debe decir que el aborto es un gran negocio, si lo referimos a los números que manejan dichas compañías. Por lo que se presenta con todas las estrategias propias del marketing. Se usa publicidad con rostros de mujeres jóvenes y bellas, con la misma lozanía que la hacían los comerciales que incitaban al consumo de tabaco. Pero no hay seguimiento, según he visto, a los casos y a como se transforma la vida de sus clientes.
c)     Para las personas que optan por mantener relaciones cuidándose de un embarazo, pueden haber varios planteamientos. El primero iría dirigido hacia los matrimonios católicos, activos y practicantes: el método Billings, que es natural, tiene una efectividad de 95%, si la pareja se ciñe a las orientaciones del mismo. Por supuesto que no es un método anticonceptivo, pues los católicos no estamos en contra de la concepción. Lo que permite es una concepción responsable, querida y deseada dentro de las circunstancias que se consideren adecuadas. Por lo tanto, si desea concebir, deben tomarse medidas extremas, que no siempre están al alcance de quienes viven en regiones bajas de clima tropical.
Para quienes viajen ocasionalmente sin su pareja a zonas infestadas de zancudos, lo prudente sería resguardarse de relaciones inmediatas una vez que retornan.
d)    Puede ocurrir que alguna pareja, sea creyente o no, por cuenta propia y no porque sea lo que enseña la Iglesia, decida seguir o extremar su cautela de embarazo a través de métodos anticonceptivos disponibles en el mercado. Tal cosa, repito, no corresponde a las enseñanzas de la Iglesia, que en la boca del Papa Francisco invita a respetar “la ecología del cuerpo”. En lugar de permanecer callado me atrevo a hacerles una advertencia: en el mercado se consiguen (fuera de Venezuela con más facilidad) píldoras anticonceptivas simples y píldoras anticonceptivas (y otros métodos) de doble efecto ¿Cuál es la diferencia? Las primeras son están diseñadas para evitar la maduración del óvulo en el ovario y su liberación en las trompas de Falopio, donde normalmente ocurre la fecundación. Pero las más extendidas en el mercado, sin dar la información completa, son las píldoras orales de doble efecto, dispositivos intrauterinos y otras variantes. Sí pretenden evitar de diversas formas que los espermatozoides fecunden al óvulo, pero, en caso que ocurra la fecundación, los componentes del fármaco hacen inhóspito el útero o matriz para que el cigoto (espermatozoide fecundado) no pueda anidar (agarrarse, hacer como un nido, enraizando) en las paredes y, por lo tanto, se expulse y no se dé el embarazo por sus efectos abortivos. Además de efectos secundarios debidamente notificadas por las guías farmacológicas.

     Así que es a hora de las decisiones de conciencia, esas que se consultan con Dios o la almohada y que no se puede improvisar. Por supuesto que se requiere una conciencia recta intención y bien informada (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1789). Fuera de todas las formas que causan el aborto, el resto de las opciones pasan por la conciencia. Si bien una buena conciencia no cambia la naturaleza moral del acto en sí mismo, sí puede haber situaciones donde la imputación moral del sujeto varía de culpable, menos culpable o subjetivamente defendible (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1735). Y eso es importante recordarlo cuando una pareja siente la probabilidad de malformaciones en caso de la concepción de un hijo.

     Toda vida es una bendición que involucra no solo a la mujer, su pareja o su familia sino a toda la sociedad. Puede que esté marcada por el velo enigmático de la enfermedad. Pero las sociedades se miden por su capacidad de acoger a los últimos, los más débiles, los despreciados.

REFERENCIAS

· ACIPRENSA, Efectos abortivos de algunos anticonceptivos, https://www.aciprensa.com/recursos/efectos-abortivos-de-algunos-anticonceptivos-245/
·     ACTUALL, Las tres grandes mentiras de la industria abortista desveladas por David Daleiden y sus vídeos http://www.actuall.com/vida/las-tres-grandes-mentiras-de-la-industria-abortista-desveladas-por-david-daleiden-y-sus-videos/
· Catecismo de la Iglesia Católica            http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
·       NUNZIATURA APOSTOLICA IN ITALIA. A proposito del «caso di Washington»



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