LAS BIENAVENTURANZAS HOY
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oy vuelve a resonar la Buena
Nueva de Jesús.
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n medio de este mundo
convulsionado, consternado, confundido, desorientado. Donde la lógica del poder
busca tomar la delantera. Donde ideologías políticas o de género intentan
imponerse por la fuerza. Donde la familia es desplazada y arrinconada. Donde el
valor de las ganancias está por encima del valor de las personas. Donde se
exalta con honores patrios a quienes empuñaron las armas para barrer a los
contrarios.
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oy Jesús dice que esos no
son los bienaventurados de Dios. Que quienes parecieran tener buena ventura
según la mentalidad de este mundo, no son sus bienaventurados. No son los
destinatarios predilectos. No va a ellos principalmente dirigido su Reino. Aquellos
que son escogidos, lo son por su debilidad, como instrumentos de Dios para
hacer presente lo definitivo de Dios.
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esús mira sin importar tu
pequeñez, tu pobreza, tu debilidad, tu enfermedad, tu defecto. Ni siquiera le
importa tu pecado, si estás dispuesto a dejarte reconciliar con Él. Dice san
Pablo, que Dios ha escogido lo despreciable de este mundo, para confundir a los
poderosos. Que la necedad de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres (cf.
1 Co 1,27s).
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esús te llama
bienaventurado, en medio de tus carencias y pobreza, si, a pesar de todo, tu
amor te mantiene fiel al Señor. Si mantienes el amor de fidelidad y reverencia
hacia su Realidad misteriosa. Si no aspiras a tener más de lo que necesitas,
para ser enriquecido por el paternal amor de Dios. Si aquello que tienes no te
es impedimento para tener como hermanos a todos los hombres y mujeres. Si no
tienes más de lo necesario, porque te sabes poseedor de todo lo que te rodea,
de todo el mundo, de toda la naturaleza, de todos los paisajes; todos los
campos, pueblos y ciudades; de todos los mares, de todas las playas, sin
fijarte en cercas o alambradas o títulos de propiedad.
Míos son los cielos y mía es la
tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los
ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo
Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y
buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos
ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre (San Juan de la Cruz,
Oración del alma enamorada).
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i no tienes nada o tienes
poco, pero todo lo cuidas como tuyo, porque es un regalo de amor de tu Creador.
Pues todos los seres vivientes son como hermanos, lo que hace que cuides de su
existencia.
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esús te llama bienaventurado,
si renuncias a la violencia para cambiar las cosas. No si eres pacífico o
pacifista. Sino si no eres indiferente. Si vives luchas y tensiones. Si te
importan las cosas y las personas. Si te duele la injusticia. Si te duele el
abuso. Y decides enfrentar todo esto, pero sin usar de la violencia.
J
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esús llama a ti
bienaventurado junto con aquellos que lloran, si eres capaz de cargar sobre tus
hombros las tragedias que hay en la vida. Si te conmueves y te mueves para
hacer algo en favor de los demás. Si sigues estado presente junto al dolor de
los demás, aun cuando no puedas hacer nada, fuera de brindar la compañía que se
da entre hermanos, hijos de un mismo Padre. Si acompañas con un corazón
compungido y unos ojos cargados de lágrimas, cuando ni siquiera se puede dar
una palabra de consuelo, fuera de la oración en común.
J
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esús te llama
bienaventurado si sigues teniendo hambre y sed de justicia, de que se viva en
la tierra como en el cielo. Si cuando a contracorriente sigues obrando bien. Si
aun cuando las autoridades que debieran guardar la ley, la infringen, tú buscas
obedecer tu conciencia. Si aun cuando nadie te vea, haces lo que es correcto.
Bienaventurado si no renuncias a esperar en la justicia, aun cuando pareciera
que vivimos en la impunidad.
J
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esús te llama
bienaventurado si reproduces en tu vida la Misericordia de Dios para con los
demás. Si ante el defecto o la caída de tu hermano, ofreces una sonrisa, un
hombro o una mano para que se levante y retome su camino. Si cuando te es
evidente la desnudez moral de tu prójimo, no le das la espalda y te vas. Si
cuando ves la desnudez moral de tu prójimo, puedes revestirlo con la mirada
bondadosa que procede del Padre. Si cuando te acercas al pobre, enfermo o
necesitado, pasas por encima de las distancias humanas, prejuicios o cualquier
otro aspecto que cause rechazo, para tratarlo como lo que es: tu hermano.
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ienaventurado si eres de
los que se empeñan en vivir desde una pureza no aparente, sino de corazón. Si
buscas en tu oración el rostro del que es Puro, para conservar tu pureza. Si
buscas no solo preservar la pureza sexual, descubriendo la sacralidad que Dios
puso en la entrega entre los esposos, sino buscas mantener la pureza evitando
todo compromiso, de cualquier tipo, que se pueda tener con el pecado. Si no
cedes ante oportunidades, sobornos, chantajes, vivezas, corrupción, mentiras
blancas o mentiras piadosas. Si no intentas hacer menos exigente el Evangelio
para vivirlo de forma más conveniente, sino que aceptas querer vivir el
Evangelio “sin glosa” (san Francisco), aunque eso signifique que con ello vea
lo que me falte por vivir.
B
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ienaventurados los que
trabajan porque haya paz entre los hombres. Los que quieren ser puentes para el
encuentro. Los que buscan que se destierre el odio y la animadversión. Quien
busca la reconciliación, una vez que se ha identificado la injustica o pecado a
superar. Bienaventurados los que trabajan por una paz no para vivir desde la
mirada egocéntrica y complaciente, sino como una oportunidad para construir el
bien común.
B
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ienaventurados serás
cuando, de manera absurda, por comprometerte en favor del bien, seas perseguido
por los poderes de este mundo. Antes trataron así a los profetas. Es señal que
Dios está contigo. Y Dios no te desamparará.
E
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l Reino de Dios será tuyo. El
mundo será tuyo. El consuelo será tuyo. La justicia y la paz serán tuyos. Verás
a Dios. Serás llamado Hijo de Dios. Porque por esta vía pasó Cristo, y su
muerte desembocó en vida eterna, que transforma ya, desde ahora, esta vida.
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