SOMNOLENCIAS TROPICALES: EL CASO DE VENEZUELA
No sé si el destino o la
Providencia me ha permitido estar en momentos y lugares claves, sin
proponérmelo. Por lo que he podido desmentir versiones interesadas del actual
gobierno, como pudo ser con el gobierno de los finales del siglo XX de la Oposición.
En el caso de este 30 de marzo me tocó pasear por buenas partes de la ciudad de
Caracas, en Metro, carrito y a pie, y darme cuenta del letargo en que vive la
población. Me moví en el Este y Sur de la ciudad (no solo las zonas urbanas
sino también comerciales con concurrencia de población de sectores populares).
No pude recorrer el Oeste. Se puede añadir a esto también mis recorridos por la
ciudad de Barquisimeto en días pasados, donde resido. Pareciera que no existe
la mínima conciencia de lo que está pasando, lo cual es dramático, como si no
se sintiera qué tiene que ver con su vida. Así que todo se observa de reojo
desde la platea de la vida: las colas para conseguir lo básico para subsistir,
mientras se espera que las cosas cambien.
El Tribunal Supremo de Justicia,
con la coartada de desacato de la Asamblea Nacional, ha usurpado sus funciones
y atribuciones. Esto, para quien ha visto el guion desarrollarse desde años
atrás, estaba premeditado. Es el golpe final, con la escenografía servida por
la Oposición y la OEA, donde se descubre la calidad (o calaña) de los
protagonistas. Puede que alguno lo intente justificar por razones afectivas,
que son las que han escogido electoralmente. Pero ahora debe intentar
justificarlo constitucionalmente. Porque resulta complicado que 2 + 2 no sean
4.
Hemos llegado hasta aquí por el
arte del “comandante eterno”, quien tenía más aprecio por el “suspense” y las
trampas o abusos de poder. De ahí se explica, en parte, su afán por asistir
contienda tras contienda a una elección tras otra. Pero la vida se le escapó
cuando la salud le jugó una mala pasada: es que la enfermedad no sabe de
conteos de votos, cuando, en contra de la opinión de la mayoría, embiste contra
la criatura. Con menos arte Maduro tuvo que enfrentar la suplencia, apoyado por
un mínimo de cohesión de los suyos y del apuntador cubano. Pero dentro de todo
el tinglado, donde se ha pretendido repartir “bozal de arepa” para comprar el
apoyo popular, creo que lo propio de esta toma del poder en versión
autocrática, ha sido el manejo psiquiátrico de las voluntades. En contra de
Hipócrates y su juramento, en vez de comprometerse al servicio de la salud, sus
habilidades se usaron para enfermar: quizás el psiquiatra del régimen (y el G2)
fue induciendo a la desesperanza para que la gente, aprovechando los errores de
la Oposición, se desconectara de lo político para que se concentre en
sobrevivir…
Si el escenario es del “no
retorno”, tanto por lo planteado por la OEA como por el automatismo de la
gente, no por ello el régimen va a pararse. Sabe que la Oposición no convoca
fuera de algunas cándidas validaciones. Que, por cierto, como bien lo dice el
psiquiatra Jorge Rodríguez y el ¿diputado? Carreño, ninguno ha validado, que
equivale a adelantar que ninguno va a validar. Fuera de algún partido fru-fru,
para que el mundo y la gente crea que queda alguna forma de democracia, ninguno
va a pasar: el caso venezolano es más elegante que el nicaragüense. Por lo que es la hora de enfrentar nuevos
desafíos para consolidar el totalitarismo ¿Cómo qué? Está circulando una
publicidad de un Congreso Inter-religioso promovido por el gobierno.
¿Qué significa eso? Que tiene en
la mira el arraigo del catolicismo en la población venezolana. No creo que le
interese las iglesias evangélicas y pentecostales, porque la fragmentación le
favorece al poder. La unidad de la Iglesia católica es un desafío al Estado para
controlar las conciencias. No sé qué tanto los católicos son capaces de
alinearse con lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia o los mensajes y comunicados
de la Conferencia Episcopal Venezolana. Pero, en cuanto a las celebraciones (se
podría considerar Liturgia, pero sin tanta profundidad), los venezolanos bailan
al son del calendario del rito latino. Y eso no lo puede tolerar. Domingo tras
domingo un grupo minoritario, pero nada despreciable acuden a las iglesias y
escuchan los sermones. Y eso es una piedra en el zapato. Nunca se sabe cuándo
puede la gente tomarse en serio la Palabra de Dios y la subsiguiente
exhortación. Así que una liturgia paralela, hecha en base a cultos
afro-americanos, es la alternativa vernácula al ritual católico que, cuando no
se incultura, se siente hierático.
Por supuesto que antes está por
verse cuántos de los curas saltan ¿la talanquera? para engrosar los apoyos irrestrictos
al gobierno. Ese cálculo lo va a perder el gobierno, a pesar de los defectos
que tengamos. En este caso, de verdad que el régimen no exige que se crea a pie
juntillas lo que ellos dicen: el único requisito es el interés y la complicidad…
De hecho, ni ellos se lo creen: cuando alguien busca contrastar lo que dijo el
llamado “comandante eterno” hace una década y lo que ocurre ahora, no evidencia
contradicción, sino delincuencia. Los argumentos servían entonces para
reagrupar y fortalecer el apoyo popular descalificando a quienes se le oponían
¡Qué triste es enceguecerse por afectos compulsivos! Si no sirven para
enamorarse, menos para hacer política…
Finalmente se ha dicho, y con razón,
que este Régimen está de salida. Eso es cierto. Lo que no sabemos es si se va a
ir el día anterior a que se acabe el petróleo. La tarea es adelantar
ciudadanamente ese momento, excepto que renunciemos a la ciudadanía por la de súbditos.
Es una hora histórica, sea para ver acabarse a Venezuela… o para rescatarla. Tú
decides.
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