SUEÑOS O CANSANCIO



No sé si es cansancio o sueño. Sueño de soñar sueños que no se cumplen. De ver paisajes que no alcanzan la existencia. De encontrar rostros ausentes. De confundir la realidad con el sueño y las pesadillas con la realidad.

O es cansancio. Pero no cansancio moral. Sino ese cansancio que se cuela por entre los costillares. Que entra y sale con cada respiración. Que me recuerda la existencia de la espalda, de la columna en la espalda, de las vértebras en la columna, de los discos en las vértebras, de los nervios pegados a los discos, de las cervicales, de los hombros, de la existencia a solas. O si es cansancio de pretender hacer historia sin que esta se descuaje en mil pedazos de imposible reconstrucción.

No sé si es cansancio de estirar las manos para asir el viento. De cerrar los dedos para conseguir la nada. O si es sueño de sentirse entre las manos del mañana, sin que el mañana tenga fecha. No sé si es un trozo de incredulidad en mí que se empeña en discutir contra el cielo plagado de estrellas, sin saber si las estrellas forman parte del sueño o de la cansina realidad.

Si se trata de soñar que se pierde el camino, de andar hacia la nada, de avanzar en retroceso. De verse envuelto y confundido por las brumas imprecisas del tiempo. Si voy hacia delante o camino hacia atrás. Hacia el mañana o hacia el ayer. Alcanzar a ver lo que está solo a dos metros y menos de dos horas.

No sé si es cansancio o sueño. Sé que es presente sin futuro. Que es pasado sobre mis espaldas. Que son ilusiones que se arrastran como lo hace el preso con los grilletes que acortan sus pasos.

Que el hoy es playa estrellada donde solo existe el espectáculo sideral. Donde pasan la noche los náufragos sin más preguntas que abandonarse sobre la arena para ser acariciados por el murmullo del mar.

Es la belleza efímera de lo único seguro que se tiene. Es eternidad reducida a segundos, como cápsulas, para luego reemprender el camino. Es militancia de lo provisional bajo la guía loca de la brújula que busca, como sabueso en las tinieblas, el rumbo que lleve hasta donde nace el sol.

Es oración monosílaba apoyada en el pedestal de la confianza. Son manos enmudecidas, aunque dirigidas hacia lo Alto. Es confesión de fe de que lo que sobrevive no puede ser lo absurdo sino la razón.







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