UN OVILLO LLAMADO VENEZUELA



No es fácil escribir de Venezuela y desde Venezuela. Menos para quienes no viven en Venezuela, aunque tampoco para los que viven en el país. Cada quien cuenta con una visión parcial y fragmentada de la realidad, que tiene a absolutizarla, además de la carga emocional que polariza. El optimista selecciona informaciones que refuerzan su optimismo, el pesimista añade más motivos para su pesimismo; uno de un bando, para los suyos, y el otro para el bando contrario. Y todo aquel que escribe, excepto que participe de marketing políticos, propagandas o fanatismos, tiene que intentar minimizar estos factores, para que su relato, vivido y sufrido, sea lo más cercano a la realidad que pudiese encontrar cualquier lector que estuviese parado sobre este suelo.

Por otro lado, la labor de escribir desde aquí se parece a la de corresponsales de guerra, incluso con partes de caídos: unos de 43 muertos en lo que va de mes y medio de protestas. Vaticinar desenlaces es objetivamente infundado: todos desean un final feliz, pero esta es la vida, no Hollywood. Preguntarse por quién va ganando es una apuesta arriesgada, si es que haya alguno que adose los méritos. Todo con facilidad puede revertirse. Nos gustaría que fuerzas cósmicas empujen una salida, lo que es ilusorio hasta para quienes consideran la Providencia divina (es Dios, no un mago con chistera). Así como tampoco existen las leyes del materialismo histórico, esa fabulación de Marx, para embocar toda la historia por la puerta del paraíso comunista.

Llevo una semana de retorno al país. Todavía estoy digiriendo las novedades desde mi partida. Pasé un mes ofreciendo mis servicios en el santuario de Fátima y resolviendo alguna que otra diligencia. Cuando estaba cruzando de ida el Atlántico, eso que llaman “el charco”, de ida para Europa, se estaba terminando de perpetrar lo que no puede llamarse de otra forma que “golpe”: saliendo de Caracas el Tribunal Supremo de Justicia asumió las atribuciones de la Asamblea Nacional, a la que consideran en desacato, cosa que el mismo Tribunal tuvo que revertir a los días. La fiscal general, Dra. Luisa Ortega Díaz, una figura importante dentro de los aliados del gobierno, se desmarcó al considerar inconstitucional esa movida, así como hace pocos días dijo que no se podía esperar que la sociedad reaccionase sin violencia, cuando el Estado estaba atropellando con violencia sus derechos.

Las movilizaciones en la calle, con su represión, ha sido constante a lo largo de un mes. Provea , una conocida y reputada ONG de defensa de los Derechos Humanos, cercana a la Compañía de Jesús, dice que se trata ya de una Rebelión Popular, la primera del siglo XXI. El historiador Elías Pino Iturrieta dice que, antes de esta, no había habido rebelión popular. Los obispos se han plantado al gobierno con lucidez y cordura, y el gobierno, inventándose un llamado a una Constituyente, quiere involucrarlos a como dé lugar. Tanto que quisieran que Mons. Aldo Giordani, Nuncio de su Santidad en Venezuela, sirviera de mediador. El Papa igual ha estado muy cercano y, si de malos entendidos o manipulaciones se trata, su eminencia el Cardenal Parolin ha sido claro, en Enero, recordando que el gobierno no ha cumplido con los 4 compromisos de la mesa del diálogo (canal humanitario para comida y medicamentos, liberación de los presos políticos, reconocimiento de las instituciones y elecciones) y el pasado sábado 13 de Mayo, desde Fátima, antes de la misa, consideró que la salida en Venezuela es electoral.

Mientras ocurre una movilización sin precedentes, pacífica pero con mucha represión (hay grupos de jóvenes que, luego de ellas, si hace de escaramuzas de tú a tú, con la Guardia Nacional y Policía Nacional, soberbiamente retratados por los fotógrafos y propagados por las redes), este país de hambre y escasez busca llevar una vida “normal”: si bien es como una guerra, como diría un diputado, solo que las armas están de un solo lado, hace falta que la población consiga un mínimo de comida y medicamentos, por lo que la gente que pueda debe trabajar y los comercios también, aun con precios altísimos (algo de especulación hay, pero el comerciante a veces se ve obligado a calcular el precio de reposición, cuando la inflación ronda por el 1-1,5% diario en lo más accesible). Para tener una idea de la situación tan descabellada que se vive en términos económicos, si uno compara el precio de una bolsa de patatas fritas en Europa y en Venezuela, eso da una tasa de cambio de Bs 1000/€.  La tasa oficial, que tiene distintos tipos de cambios, es imposible de confrontar (en algunas partes indica de Bs. 11/€), pero la tasa libre está por encima de Bs. 6000/€). Se consigue poco y a precios exorbitantes para el bolsillo venezolano: mientras el llamado salario integral está con el aumento de mayo en Bs. 200 mil (salario mínimo + bono de alimentación, es decir, para la comida del trabajador a mitad de la jornada, que no la utiliza, sino la ahorra), la canasta alimentaria (2 adultos y 3 niños) es de Bs. 665.682 mil y la canasta básica, que incluye pago de servicios, vestido, gastos escolares y alguna recreación está en Bs. 832.259 en Marzo. La gente depende de productos regulados o de bolsas de comida muy esporádicas, aunque completas, pero que depende del Estado, a Bs. 10.000. En las zonas populares no llegan o llegan con sobreprecio, aunque no así en algunas zonas de clase media, según me consta. La alternativa para muchos es comprar productos “bachaqueados”: personas que consiguen productos a precios regulados, luego de arduas filas, que luego revenden. Por lo menos en estos momentos, quizás no así al principio, la organización de “bachaqueros” es de tipo empresarial: una persona coordina, aparentemente con la complicidad y mordisco de funcionarios y guardias nacionales, para que sus empleados sustraigan productos a bajo precio que luego de almacenados, son vendidos incluso por la calle… por otros de sus empleados…

En esta connivencia con el clima de confrontación, donde hay una suma muy importante de un lado y una resta considerable del otro, pareciera que hay cierto quiebre ideológico, cosa que tendría importancia a futuro. La mentalidad del venezolano, por ser un país petrolero, ha sido bastante cercana al socialismo: el Estado que tiene el petróleo tiene que dar y resolver todos los problemas, no la sociedad civil. En este terreno caló el discurso de Hugo Chávez, que quiso radicalizarlo al darle giros maniqueos. Desde allí quiso anatemizar a las empresas trasnacionales (que no significa que sean inmaculadas ex natura) y a la empresa privada: socializar y dársela a los trabajadores equivalía a que el Estado las controlase. Pero tal monstruo tiene pies de barro y, como los dinosaurios, tienen escasa capacidad de adaptación a los cambios (hasta las efigies de Chávez comienzan a yacer por los suelos) … y mucha posibilidad de sustracción de capitales y prebendas. Igual se ha dependido de la importación de capitales chinos, a cambio de la venta de petróleo a futuro, y del apoyo de países que hasta ahora habían sido aliados (Nicaragua, Brasil, Uruguay y Argentina) para surtir el mercado venezolano. Los costos de producción son más altos que los precios regulados, por lo que no se produce. Esto tiene visos estratégicos, pues se ve con recelo al empresariado. Supongo, sin embargo, que los contratos que se firmaron con presidentes “amigos” era para que empresas privadas de esos países vendieran en Venezuela lo que los nacionales no pueden.

En este caos de protesta, al menos hace un mes, había habido una mínima recuperación del campo por el estado Lara (que equivaldría a las provincias españolas): pero se vende en la calle, donde la regulación es menor o solo existen las leyes del mercado. Estas pequeñas válvulas, en medio de una situación donde hay desnutrición y más de una vida ya malbaratada por los juegos de hambre, no se puede hablar de hambruna. Para que haya hambruna no debe haber nada a kilómetros, y en Venezuela todavía hay.


El juego de la oposición es mantenerse en la calle para presionar y seguir presionando. La gente salió y los políticos se le sumaron. La cantidad de gases lacrimógenos que han estado inhalando puede estarles purificando y acrisolando su vocación de servicio. Uso los términos “purificación” y “acrisolar” en el sentido de san Juan de la Cruz y de la Biblia, donde en los contratiempos se purifica el ser humano y su misión. Creo que eso es todo un aporte a la política de Occidente, en estos tiempos de cálculos fríos y de ir según sopla el viento. Han decidido hacer algunas movilizaciones nocturnas, realmente no sé con cuál fin. Parece arriesgado. Quizás los policías y guardias prefieren a esa hora estar en sus casas, pero los grupos armados, llamados colectivos, que son paramilitares, esos no. Ha habido disparos en la cabeza, de parte de aparentes colectivos, policías o guardias, lo cual insinúa intencionalidad al menos de aterrorizar. No es un disparo fortuito, sino calculado. No ha sido una, sino al menos dos veces en fallecidos (no sé en heridos). Si son unos 43 los muertos en las manifestaciones, eso es 4,6%. Y alguno ha sido porque le han disparado a quemarropa una bomba lacrimógena. Pero la calle no parece parar.

Si los pasos de la Oposición son más predecibles (por el movimiento de masas, por el rol bastante horizontal de los dirigentes políticos, por la necesidad de constantes acuerdos entre los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática-MUD), los del gobierno lo son menos. Ellos apuestan por una estructura verticalista (leninista) con un apoyo-injerencia militar muy alta. Su forma de moverse es con lógica militar, sea de guerra o de guerrilla. Hay escaramuzas y distracciones. Además del desafío de conservar fidelidades de la base y alianzas entre personas de influencia al interno del Polo Patriótico (grupo de pequeños partidos alrededor del Partido Socialista Unido de Venezuela). Esto y su hermetismo complica los análisis. Sin embargo, creo que se pueden identificar algunas constantes: dentro de esta debacle, que es ya ingobernable (decir que Venezuela es un Estado fallido no es una exageración, porque todo lo que se mande por ley o decreto es imposible de hacer cumplir) escasea la creatividad e imaginación. Además del carisma indiscutible que tenía el difunto presidente, la capacidad de levantarse de las derrotas e innovar fue una de sus características, sin creer que fuesen inagotables. Uno constata cómo el gobierno tiende a imitar recetas que, en su tiempo, tuvieron resultado, por no decir de hecho de apoyarse el “fina’o” (fallecido) presidente, en palabras e imágenes. También ese cansancio que solo sabe reprimir e intentar radicalizarse (para literalmente barrer cualquier vestigio que se le oponga), intenta, una y otra vez, ganar tiempo. Apuesta a que la calle se canse y el adversario se desmoralice. No calcula, porque le falta un Maquiavelo, las deserciones y desencantos en sus propias filas. El precio de violar los Derechos Humanos. Que algún día los leales sepan en el torbellino en que se están metiendo, puesto que no prescriben los delitos de lesa humanidad... Ni calculan el cansancio de la tropa.

Para ganar tiempo, quiso re-inventar el diálogo, involucrando al Vaticano, cosa que no ha resultado. Quiso hacer lo mismo, pero con otra máscara, y está llamando a una Constituyente. Primero una Constituyente comunal, luego una amplia. Todo sin dejar de reprimir, insultar y amenazar. Una apuesta arriesgada, como le dijo su camarada Mi pues sigue saltándose los pasos para la convocatoria y porque debe estar lo suficientemente viciada, llamando a los suyos únicamente, como para asegurarse una Constitución no bolivariana, sino cubana y fidelista. Si alguna de sus válvulas de seguridad falla, de darse la convocatoria podría terminar plagada de opositores. Solo que la oposición, que lee en ello una manera de distracción y de ganar tiempo el que ahora múltiples sectores lo catalogan como dictador, no “pisa el peine” (no cae en la trampa).

En este contexto vuelve a extender el estado de excepción por tres meses más y con otras atribuciones. O sea, la capacidad de gobernar por decreto de manera aún más amplia. Pero el diputado Freddy Guevara ha llegado a decir que hasta diputados chavistas ya están cansados (¿será estrategia?). Aún con una suspensión de garantías ¿tiene el Estado la capacidad de hacerlo cumplir? Se ha hablado de unas 3 semanas de inventario en bombas lacrimógenas.

Y entre los inventos que hacen zumbar los oídos está la “constituyente militar”: un asunto que no tiene ni pies ni cabeza, cuando se trata de un componente con una estructura absolutamente vertical y donde no hay lugar para la discrecionalidad. Si Sebastiana Barraez, periodista especializada en la fuente militar, ha hablado de sonido de sables en los cuartes; si el gobierno ha activado un comando anti-golpe, la iniciativa de la constituyente militar no hace otra cosa que aumentar las sospechas. Pueden querer cambiar todo… o imponer todo un cambio ¿por qué en estos momentos? Por el rol crucial que tiene la Fuerza Armada Nacional: lo dice hasta Heinz Dieterich, antiguo asesor de Chávez. Es el gobierno de un civil (o de un tonto útil, en palabras de Moisés Naím) rodeado de militares (¿o capos de mafia?), probable títere de la tiranía cubana. Pero Cuba pende de un hilo: Venezuela ya no le sirve ¿qué hacer para detener o contentar a los suyos? ¿qué contaminación ideológica pueden haber importado a la isla los cubanos que han servido a la isla? Depende hasta de Rusia y China.

Para Gustavo Cisneros, el magnate de las comunicaciones, la solución para Venezuela pasa por Cuba, Colombia y Estados Unidos. Creo que dependerá también de qué pase con las relaciones con Rusia y las ambiciones de Putin. Y de China, que está orquestando rediseñar el mundo al convocar a su casa a varios presidentes del mundo. No en vano es la factoría del mundo y el banquero más preciado.
Tarde o temprano pasará Maduro. Pasará a la guardilla que reserva la historia para seres momificados en vida. Su gloria podrá haber sido la de ser sucesor de Chávez. Si es que Chávez no lo acompaña en ese desván. Y el haber lucido un bigote como el de Stalin. Al menos Sta lin puede ser recordado por la defensa de Leningrado y la toma de Berlín, en la II Guerra Mundial. Pero cuando pase habrá mucho trabajo que hacer: nada más la reconciliación del país y la coincidencia en un proyecto de nación. Y los grupúsculos armados que guardarán resistencia en barrios, de guerrilleros colombianos en la frontera y de guerrilleros armados por este gobierno, para hacerle la vida imposible al que venga. Supongo que esta estrategia de Hugo Chávez (¿o Cuba?) era para contratacar un golpe, una ficticia invasión o… la derrota de unas elecciones. Pero por ahí están, no sé si con o sin pertrechos…


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