PANEM ET CIRCENSES
Hemos vivido una semana
demencial. Iniciamos el lunes con la ratificación de la AN al vice-fiscal, Dr.
Raúl A. González, casi en paralelo, por unos días, con la designación de la
Dra. por parte del TSJ como vice-fiscal Dra. Katherine Harrington (miércoles 5
de julio). Y en la tarde se anuncia la celebración de un plebiscito por parte
de factores de la Oposición para el 16 de julio.
Absurdos en cuanto, en el
caso del Poder Judicial, sigue corrigiendo la plana de la Constitución a
conveniencia.
Por otro lado, la sesión
solemne de la AN efectuada el día miércoles, por el 5 de julio, con la Dra.
Inés Quintero, presidenta de la Academia Nacional de Historia, tuvo la
incursión a la fuerza del vice-presidente Tarek El-Aissami para realizar la lectura de la propia acta de 1811.
Pero la función no terminó allí. Luego grupos violentos irrumpieron en los
terrenos y patio interior del Palacio Legislativo, propinando golpes y tubazos
a mansalva. El resultado fue de varios diputados heridos y un miembro de los “colectivos”
(grupos violentos) zarandeado y golpeado. Algunos de los diputados o personal
de la Asamblea lo protegió de otros que estaban más iracundos. Desde hacía 170
años no se vivía un hecho así de bochornoso, en tiempos de la presidencia de José
Tadeo Monagas, conocido como “el fusilamiento del Congreso”. Vale la pena
recordar lo que en ese momento dijo Fermín Toro: “... Decidle al General
Monagas que mi cadáver podrán llevarlo, pero que Fermín Toro no se
prostituye...”. Ello no impidió, en nuestro caso, pese a varias horas de
secuestro de los diputados, que se aprobase en Asamblea la celebración del
plebiscito.
Conviene, sin embargo,
repudiar la manera baja como La
Iguana TV, canal de la Fuerza Armada, trató el asunto del asalto a la sede
de la Asamblea. La noticia comienza y termina con un sonido propio de quien destapa
y toma un refresco, con el consecuente sonido gutural de placer. Luego colocan
una música tipo hard-rock, al estilo Apocalypse
Now, algún subtítulo para entender lo que alguien grita desde el interior
del patio central y todo el concierto de cohetones y afines. Si bien no parecen
tantos los que entran, no se puede dudar de su violencia. Por otro lado, toda
la edición destaca la conversación entre el periodista y el “colectivo” que
entró (o “jalaron” presuntamente alguno de los diputados) dentro de la Asamblea.
No sé si de manera planificada o no, termina hablando de maltratos que no los
hubo (hubo otros, pues tuve la oportunidad de ver las imágenes sin
editar), de afirmar que tuvieron que cogerle 50 puntos en la cabeza (¡es
falso! Yo no solo vi las imágenes donde su cabeza estaba intacta, aunque su
ropa hecha jirones, sino que él en ningún momento mostró los puntos a la
cámara) y que le preguntaron sobre quién le pagaba (lo que le dijeron es ¿por
qué lo haces? y asumieron que habría un pago), cosa que negó. Afirmó que las
escoltas, que estaban armados, de Freddy Guevara, Miguel Pizarro y otros lo
golpearon (desconozco si los zarandeos y alguna patada provenían de ellos y si
en verdad portaban armas y de cuál tipo).
En Barquisimeto, en la
tarde de ese día continuó la arremetida violenta contra distintos sectores de
la ciudad, aunque menos que el día anterior. Hay recortes que lo ocurrido no
fue una situación aislada, sino que se replicó en otras partes del territorio
nacional. Pero destacó el asedio a la Urb. Sucre, en los bloques (edificios
levantados por los gobiernos democráticos de la segunda mitad del siglo XX como
política social para atender las necesidades de vivienda de trabajadores
asalariados y obreros) que quedan en las adyacencias del estadio Farih Richard
(de fútbol) y el Domo Bolivariano. Desde horas de la mañana ya estaba
ocurriendo cuestiones extrañas. Unos vecinos me llamaron para pedirme el
teléfono del Foro Penal, abogados que han estado muy activos, y no solo ellos,
para asistir a los detenidos por manifestar en estos años de protestas. Sin
poder confirmar, me seguían llegando algún tipo de información sobre acoso de
la Guardia Nacional Bolivariana contra los edificios. Hasta que otras personas
de la misma Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis indican que están
pidiendo la presencia de mediaciones tipo Cepaz-Lara (Consejo de Estado para la
Paz y la Justicia del Edo. Lara).
Una vez en el sitio y
resguardados los vehículos, la Dra. Nelly Cuenca de Ramírez coordina los
movimientos. Estamos el pastor Franklin Limardo, el Sr. Ángel Delgado, la Sra.
Giovanna Bavaresco y yo. Consideramos, como primer paso, buscar al superior que
dirige los ataques con tanquetas hacia los edificios. Pero cuando caminamos por
la soberbia Av. Libertador, vacía de coches y llena de desperdicios, una bomba
lacrimógena estalla a 40 mts y las ráfagas de aire propias de ese lugar se
encarga de que nuestros ojos y respiración lo sientan de inmediato. Intentamos
hacer un rodeo sin mayor éxito que conseguirnos con el cuerpo motorizado del
CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas),
quienes transmiten una consideración de “cese al fuego” para poder dialogar con
las “partes”.
Los vehículos blindados y
diseñados para enfrentar revueltas (¿cuáles revueltas?) lucen impactados por
pinturas de distintos colores. Los mayores riesgos que han sufrido ha sido el
impacto, en ciertos sectores, de bombas molotov. De hecho, como pude comprobar
horas después cuando estuve de regreso en mi casa, uno de esos vehículos
ingresó en la mañana en las Residencias Victoria de El Paraíso en Caracas.
Dichos ingresos, tumbando
portones y sin órdenes judiciales, son propios de un “ejército
de ocupación” (palabras de la Fiscal de la República, Dra. Luisa Ortega
Díaz). Es muy lógico que el ciudadano lo sienta como amenaza de la cual
defenderse. En varias partes los hechos vienen acompañados de las palabras: “a
los hombres los vamos a llevar presos y a las mujeres nos la vamos a coger”
(expresión última de carácter soez para referirse, de una manera despreciable,
a tener relaciones sexuales forzadas o donde solo medie un desahogo físico, que
incluiría hasta la violación). Pero esas incursiones no siempre salen bien. Ese
día, en las residencias capitalinas, la tanqueta quedó trabada por razones
desconocidas. Mientras se esforzaba por liberarse, le seguían lloviendo los
cocteles de molotov
(los videos del www.elestímulo.com ya
no están) . El vehículo se prendió en
llamas, sin que sus ocupantes lo abandonases. No fue sino hasta el día siguiente
que supe cómo terminó la historia. Unas imágenes de otro suceso, en una
carretera, esa noche me impactaron y desvelaron: un hombre calcinado y otro
gateando para huir de las llamas. No sabía que no correspondía a ese suceso.
Por lo que yo me pregunté (y sigo preguntándomelo) cómo unas personas prefieren
enfrentar al fuego dentro de sus tanquetas a encontrarse con otros venezolanos
como ellos ¿cómo es posible ese nivel de temor y de terror? Los funcionarios de
la Guardia, en la Urb. El Paraíso de Caracas, no salieron. Pero al día siguiente
vi que el carro de bomberos de la Guardia llegó a tiempo y pudo apagarlo.
Esa no era la situación
en la Sucre. No dudo que le hubiesen caído algunas piedras y quizás fuegos de
artificio propios de una verbena. Pero nada más.
Quien comandaba las
tanquetas no quiso dialogar. El personal de las otras era más accesible. A lo
lejos, cerca del Domo Bolivariano, estaba un contingente de tropas a pie.
Estaban resguardando el partido final de la Liga Profesional de Básquet de
Venezuela, que se jugaba en un remodelado Domo. Sin conocerlo, por lo que me
dicen y he visto por televisión, es propio de un estadio de la NBA. De hecho,
el equipo de Barquisimeto ha ganado los últimos 3 eventos internacionales,
incluso enfrentando a equipos europeos. Cuenta con buenos jugadores, inclusive
algunos de la NBA que están sancionados de jugar allá por algún tiempo.
La semana anterior, el lunes
26 de junio, tras un plantón exitoso en el país (se paran carros y/o personas y
se paraliza el tráfico) y una jornada de represión con muchos detenidos,
heridos y el dolor de los asesinados en los 90 días de protesta, algunos
manifestantes de otras partes quisieron trancar las avenidas circunvecinas para
que no se pudiese realizar la justa. No podían entender cómo un país en duelo
podía aceptar que el calendario de actividades transcurriese como si nada
hubiese pasado. El forcejeo solo consiguió que en la cancha se enfrentaran los
equipos y en la calle algunos ciudadanos con la Guardia y que los habitantes de
la Sucre recibieran el cerco militar y de terror con disparos, gases y
perdigones a los apartamentos. Una persona recibió un impacto de bala, que
ocasionó, según dicen fuentes creíbles, la pérdida del bazo y un riñón. Tal
despliegue considera la gente que se debe a la estrecha relación entre algún
familiar de los dueños de uno de los equipos con el gobierno nacional, eso que
en Venezuela llaman “enchufados”.
En ese 5 de julio fue el
CICPC quien consiguió convencer al comandante, quizás en vista de nuestra
presencia, que retirara las tanquetas hasta el Domo, entre 100 y 200 mts de la
comunidad. Motorizados de la GNB, que acosaban por otras calles, se retiraron
lanzando un “regalito” cerca de una de las entradas al edificio: otra bomba
lacrimógena cuyo ácido impactó directamente las pupilas y fosas nasales de la
Dra. Nelly Cuenta y las mías, gracias al viento.
Apenas se fue dando esto y
mientras el CICPC intentaba mediar con el cuerpo motorizado de la Guardia, las
personas comenzaron a salir de sus refugios y apartamentos y a hablar festivamente.
CEPAZ-Lara tiene una banderita blanca con una paloma azul, que izaba la Dra.
Nelly Cuenca. Yo, pese a no pertenecer a esta organización, le hice el quite.
En el camino, para reunirnos en las áreas comunes de los edificios (una especie
de patio central demarcado por las construcciones), una joven mujer se acercó
para decirme: “No sabe Ud. del alivio que representó para mí el solo hecho de
ver esa banderita ondear por la calle”.
Dentro comenzaron las
historias, formas de drenar emocionalmente toda la tensión acumulada durante 90
días de asedio. Lo acontecido en esa jornada, cuando un hombre disminuido en su
locomoción debido a un ACV corrió el riesgo de ser detenido, en la calle por la
Guardia, o ser impactado, por lo que un “escudero” (uno de los jóvenes que
protestan con escudos artesanales que solo sirven para detener perdigones de
goma o desviar bombas lacrimógenas lanzadas directamente contra los cuerpos); o
en días pasados, cuando se llevaron detenido Kevin Rincón, un joven con
síndrome de Down que no tenía nada que ver con las protestas. Otra persona
señaló cómo llegando al piso de su mamá, una bomba lacrimógena de forma
puntiaguda había impactado la puerta del apartamento y estaba por provocar un
incendio cuando le prestaron unos guantes para “despejar” hasta la avenida, a
unos 150 mts., el artefacto (en Venezuela los manifestantes que pueden usan
máscara de gas y, armados de guantes, devuelven a la policía las bombas).
Alguna relató la situación que vive al estar sola con su esposo, pues su hija
tuvo que irse a vivir a Chile. Era alguien que recordaba la esperanza que había
suscitado el presidente Chávez, y que era tan contrario a esos 90 días de
sobresalto. Nunca se sabía cuándo podían irrumpir colectivos armados
(paramilitares) con sus disparos, sin que en esas noches de horror se aparezca
nadie a defenderles (ni policía ni GNB): en días pasados se registraron conatos
de incendio por estos grupos, como pude comprobar visitando el lugar al día
siguiente. Alguien termina llorando en los hombros del pastor de la Iglesia de
las Buenas Nuevas. Otro grupo muestra como una cerca de alfajol (cercas de
alambre de acero inoxidable dispuesto en red) fue tumbada por una de las
tanquetas. Ya la noche estaba cayendo. Hicimos una oración y nos retiramos.
Alrededor de los edificios reinaba una completa oscuridad, ideal para los
movimientos de los grupos paramilitares.
El día jueves se anunció
una marcha hasta el TSJ. No pudo llegar a su fin, por la represión. Otros
activistas se acercaron al TSJ, pero el número era exiguo para enfrentar las
líneas de Guardias Nacionales. Se dijo que Freddy Guevara, vicepresidente de la
Asamblea Nacional, había sido detenido por la GNB. Pero la información y video
correspondían al mes de abril.
En la tarde tuve que
resolver algunos detalles y enfrentar otros compromisos. Cuando esto ocurre, es
oportunidad de conectarme con la radio. Caí en cuenta que todos los medios se
habían conectado, en lo que llamamos “cadena”. Poco a poco supe que la
trasmisión ocurría desde el Edo. Bolívar. Una trabajadora, candidata a la
Asamblea Constituyente, tomó la palabra para destacar las virtudes del proceso
y de cómo se había recobrado la soberanía al estatalizarse las empresas ligadas
al hierro y aluminio. Estacioné mi carro y me puse a resolver mis asuntos.
Cuando volví ya estaba Maduro hablando en lo que supe que era la “Constituyente
obrera”. Pero antes, lleno de una euforia histérica y malamente histriónica,
comenzó a anunciar una buena noticia, dando grandes voces para agradecer el
milagro divino: hace un año el embalse del Guri, que se nutre de las aguas del
río Caroní en la Amazonia venezolana y que dota de electricidad al 60% del
país, llegó a su nivel más bajo. Tal cosa supuso un racionamiento eléctrico
porque, según él, el fenómeno de El Niño, que produce grandes inundaciones en
el sur de Sudamérica, y sequías en los países del norte del subcontinente,
estaba afectando al país. Los técnicos y oposición le contestaron que la causa
real había sido la falta de previsiones y de decisiones técnicas llevadas a
tiempo, cuestión que implicó, por lo visto, que la Asamblea Nacional no
aprobara sus decisiones. Este jueves el mandatario dijo que giró la orden de
quitarle la luz a la Asamblea (Maduro dixit). El milagro consistió en que este
año estaba a rebosar, pese a los malos augurios de quienes se le oponen. No es
descartable, considero, que un gobierno tan “showcero” (coloquialismo
venezolano para referirse a quienes buscan el protagonismo sensacionalista propio
de ciertos medios de comunicación, calificados como “show”), todo quiera crear
un clima de entusiasmo que favorezca augurios mejores de lo que se oyen para el
día de las elecciones de la Constituyente. El general Luis Motta Domínguez, que
preside Corpoelect, la empresa eléctrica del Estado, tuvo que hacer una representación
de entusiasmo propia de los Razzie Awards, que ganaría de manera ostentosamente
holgada. Fingiendo ser predicado de “Iglesia electrónica”, tiene pinta que tuvo
que cumplir la orden que pone en duda para qué rayos sirve una cadena de mando.
Supongo que la alternativa no sería hacer sentadillas en el patio de la
Academia…
Aumento salarial del 50 %
(¿arruinar a la empresa privada? ¿dar gusto a las masas que deban recorrer las
filas de votación el 30 de julio?) y el milagro de la multiplicación del agua
(ordenó abrir todos los aliviaderos), aunque desconozco cómo esté la situación
del mantenimiento de las turbinas y generadores, que funcionaban en menos de la
mitad de su capacidad hace algunos años.
Luego regresa con su gran
preocupación: la Constituyente, esa que a Mons.
Diego Padrón le parece que conduciría a un estado marxista y militarista
que abriría el compás para que inicie una etapa absolutamente dictatorial. La
participación pareciera que va a ser escasa. Y la Oposición intenta jugar
adelantado convocando un plebiscito unos 14 días antes que la elección a la
Constituyente, como para demostrar mayor musculatura política y apalancar otras
decisiones posteriores. El sistema electoral, lo que se llama las bases
comiciales de Maduro están viciadas de nulidad. Claro que a él eso no le
interesa. Su gran logro es la forma de votar sin tener en cuenta la proporción
territorial de la población. Un municipio, un diputado. Sin importar cuántas personas
vivan en él: una familia o 3 millones. Se vota dos veces, si eres reconocido
como integrante de uno de los siguientes sectores: trabajadores; campesinos y
pescadores; estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas,
pensionados, empresarios; comunas y consejos comunales… si estás afiliado a al
gremio o sindicato del gobierno, o al consejo comunal que tenga personalidad
jurídica (lo consejos comunales en manos de la oposición, no tienen ese
reconocimiento). Nada que ver con organizaciones independientes.
En esos apuros se dice en
cadena lo que antes se coordinaba a “sota voce” desde lugares como el Frente
Francisco de Miranda: las movilizaciones. Para Maduro la libertad del voto
(solo se puede votar por candidatos del gobierno, porque la Oposición, y con
razón, le ve los agujeros al garbanzo) es una bagatela. Derecho y deber pueden
ser sinónimos coyunturales. La cosa es simple: una empresa, privada o del
Estado, busca la nómina de empleados y controla la asistencia. El riesgo de
perder el trabajo en tiempos de hambre es alto. Y con el carnet de la Patria
(una especie de cartilla de racionamiento, versión electrónica), se puede
votar, según dijo Maduro.
La Oposición el 16 de
julio, con el plebiscito se juega Rosalinda (expresión venezolana que significa
jugarse el todo por el todo). En gran parte es crucial. Hay voces que se
escuchan por whatsapp, que parecen fidedignas, que grupos afines al gobierno
quieren evitar instalación y consulta plebiscitaria a como dé lugar. Se había
corrido la voz de hacerlo en las iglesias. Pero Mons.
Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, esgrime buenas razones para no
prestarse: la Iglesia es de todos y cae día domingo. Pero hay que aclarar: no
es que la Iglesia sea de todos, altos jerarcas del gobierno y de la oposición.
Es de todos: de esa gente sencilla con sensibilidad particular y criterios más
o menos instruidos, que tiene su opinión de todo esto y quiere ver en la Iglesia
aquella que fija el rumbo en horas oscuras de incertidumbre, sin pertenencia a
bandos políticos. Es el respeto principalmente por ellos, más allá de otras
consideraciones. Y el resto de los obispos puede tener un criterio parecido.
La gente que protesta y
que quisiera que todo esto cambie, independientemente qué tan opositora sea,
puede sentir el vértigo del riesgo ¿existen condiciones como para recoger esas
firmas en este país? La Iglesia podría brindar cierta seguridad, aunque fuera
aparente ¿la Iglesia les está sacando el cuerpo? Es delicado, porque puede
variar mucho dependiendo del diagnóstico de ante qué gobierno estamos y hacia
cuál sistema quieren hacernos ir. El diagnóstico puede ser fundamental.
Igual queda la pregunta
que no es de menor peso: ¿qué pasa si un derecho del todo legítimo, que está
reconocido por la carta de Derechos Humanos y que puede ser expresión de la
voluntad del Soberano (Art. 5 de la Constitución) se cercena o corre grave riesgos?
¿es papel de la Iglesia también, puesto que su causa es el ser humano, ponerse
a su lado para que pueda manifestar libremente su voluntad?
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