MORIR EN VENEZUELA
Leo el mensaje que me llegó al celular: mi prima Cristina ha fallecido. Me lo comunica mi otra prima, la médica. Debió ser ese el sonido que emitió mi teléfono en la madrugada, demasiado distante como para que me desvelara. Hay veces que llegan una “catajarra” de mensajes, notificaciones y advertencias: “catajarra” es aluvión, en el sentido metafórico.
Murió de un complicado cáncer.
Mala cosa enfermarse en Venezuela, y más de una cosa tan funesta como lo es un
cáncer. Si hay dudas razonables sobre si el agua que llega a las casas es o no
potable (yo tengo un frasco de cloro, para hacerle tratamiento al tanque de
agua, esos depósitos que existen en todas las viviendas venezolanas), de si ha
recibido o no tratamiento ¡cuánto más hay problemas para conseguir los
medicamentos de alto costo que los gobiernos anteriores ponían al alcance de la
gente! O sea, ha sido una lucha desigual, entre la ella y la enfermedad, entre
la familia y la mortandad.
Era miércoles 2 de agosto.
Todavía el país no se espabila del fin de semana anterior. Emocionalmente
muchos lo vivieron como la batalla final. Armagedón
se iba a librar en estas tierras el 30 julio. La población se movilizó de dos
maneras: unos, haciendo lo posible para que no se instalaran los centros
electorales; otros, manteniéndose firmes para no ir a votar. Hablan de 8
millones de personas que participaron en la elección de los diputados
constituyentistas. Puede que en “Matrix”,
porque en la realidad no fue así: muy pocos centros instalados con una exigua
participación. A lo que se debe añadir la represión brutal con un balance de 13
muertos y decenas de heridos, además del uso de balas con calibre de guerra,
que pasaban silbantes por encima de las cabezas de manifestantes, como varias
personas me reportaron. Liliana Ortega,
abogada y directora de Cofavic (Comité
de Familiares de Víctimas del Caracas), una ONG que lucha por la defensa de los
Derechos Humanos, califica la jornada de masacre:
más de 5 muertos en un mismo contexto tienen esa connotación en la nomenclatura
internacional.
Quien vivió el 16J tiene una
referencia histórica de corto plazo, ideal para la memoria de muchos
compatriotas. Distintas voces ponen en duda los resultados de una convocatoria
viciada, pues solo el pueblo, en un mecanismo como lo fuese el referéndum,
puede convocarla. A ello se suma que la Oposición buscó medir la participación,
que dicen que no rebasó los 3,7 millones
de almas en el mejor de los casos, según Reuters.
Pero, además, uno de los 5 rectores del CNE, Dr. Luis Emilio Rondón, dice que no puede dar garantías de esa
cantidad, pues no le dejaron participar de la validación. El mismo miércoles
los celulares están a reventar transmitiendo la última información: Smartmatic, la compañía que suministra
las máquinas (computadoras/ordenadores) para las elecciones, a través de su
presidente, Antonio Mugica, dijo que
los números de la participación habían sido manipulados al menos en un millón
de votos (¿la aclaratoria es por honestidad o para evitar que se desacredite la
compañía con un corrimiento que la lleve a la ruina?). Sus funcionarios en
Venezuela dejaron el país, y esa figura insigne del chavismo, Andrés Izarra, en
otrora ministro para la Información y Comunicación del presidente Chávez,
también desconfía de ellos.
Pero la lectura es todavía más
enrevesada. Jorge Rodríguez, que es
alcalde de Caracas, pero el psiquiatra del proceso, anuncia la inscripción de
candidaturas para la elección de alcaldes y gobernadores: ¿el psiquiatra del
proceso hace un anuncio propio del CNE? ¿a cuanta de qué? Mi única respuesta es
que está dentro del campo de sus competencias: la psiquiatría. Abordar
este anuncio desde otro punto de vista es engañarse. Forma parte del engranaje
sobre el cual avanza el régimen. Distrae la atención de lo acontecido el 30J,
orienta el desconcierto de una manera favorable para el gobierno y ofrece una
manzana que sacie las ambiciones de muchos de los líderes de Oposición, con un
doble discurso. Porque la semana pasada fue detenido
y encarcelado el alcalde de Barquisimeto (Iribarren), Alfredo Ramos. Este jueves le fue dictada igual medida para el
alcalde del municipio Libertador, en Mérida, Carlos García Odón. El lunes 7 se vaticina igual medida para el
alcalde de Palavecino, de la cercana población de Cabudare, el Ldo. José Barreras ¿Es acaso un mensaje?
¿Algo así como “ya sabes lo que te pasará si te lanzas y nos ganas”? ¿Significa
acaso que pudiesen los números ser auditados en otras condiciones?
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Casquillos en Ureña |
La semana es extraña para luego
de 3 meses de continuas movilizaciones, enfrentamientos y represión. Me invitan
a un programa de radio donde, en lugar de considerar la reacción de la gente
como un síntoma de desesperanza, me decido por identificarlo como desconcierto. La gente está
desconcertada porque este lunes se despertó en otro país, con otras reglas y
otro futuro, todo desconocido. No en vano la extraña sensación de ansiedad que
no identifica fácilmente: se te han cambiado todos los puntos de referencia.
Como si fuera un volcamiento en el que, luego de varias vueltas, apareces en un
lugar desconocido, sin saber si estás vivo o muerto; donde tienes que aprender
a identificar todo de nuevo, a orientarte, medir peligros y tomar decisiones.
Solo por colocar un ejemplo banal para otras latitudes: ¿cómo hace un
comerciante para proyectar su inversión, por pequeña que sea, si no sabe si
será propietario de su negocio, o local o habrá a quien venderle algo en uno,
dos o tres meses? Y la incertidumbre no es solo de tipo laboral o jurídico, que
ya es mucho: ¿qué pasará con mi familia? ¿la educación de mis hijos? ¿mi casa?
¿podré salir del país? ¿podré instalarme en otra latitud? ¿seré capaz de
comenzar desde cero? ¿cómo haré para vender lo tengo? Cuestiones tales como,
por ejemplo, la salud, en un país que desde hace mucho tiempo no funcionan los
servicios públicos: ¿conseguiré medicamentos? ¿a dónde acudiré en caso de
emergencia? O ¿cómo haré para comer? (esto ya ha generado diversas reacciones,
en las que se ha incluido la ruptura de familias o para que cada quien vea cómo
come o para que los niños vivan con el pariente mejor posicionado… por no
mencionar casos, como una vez dijo Julio
Jiménez Gédler, de un hermano que mató a otro por quitarle la comida).
Ciertos sectores de la Oposición
política anunciaban movilizaciones, que luego no se realizaron. Otros sectores
de la Oposición decían que participarían en las elecciones. Una madre en nombre
de la Resistencia (la gente que ha combatido en la calle) dijo algo referido a
su hijo, pero que resume la posición de muchos: “Mi hijo Neumar no murió para
que usted pudiese ser gobernador”. Julio
Borges, presidente de la AN (Asamblea Nacional), así como Henry Ramos Allup, jefe de la bancada
adeca, lanzaron la perla esta semana de que la AN no estaba facultada para
nombrar un gobierno de unidad nacional ¿por qué diantres no hablan claro y sin
tapujos, puesto que una de las preguntas del plebiscito fue exactamente esa?
¿por qué no lo aclararon o, es más, por qué lo preguntaron? No solo son
reclamos. Son preguntas sin respuestas que la Oposición no se decide a contestar,
cuando eso les produce un daño terrible, porque son la cabeza política de las
manifestaciones callejeras. Lo es tan terrible como el mismo detalle que
Estados Unidos no estaba dispuesto a reconocer un gobierno paralelo, además de no
reconocer a la Constituyente.
Mientras se asienta el polvo
levantado por el aterrizaje forzoso en la nueva realidad nacional, el Gobierno
avanza por su senda. Para este viernes ya se ha instalado en la sede de la
Asamblea Nacional. O sea, no la suprimido. Solo la ha dejado sin espacio para
sesionar. La preside la hermana del psiquiatra, la Dra. Delcy Eloísa Rodríguez, anterior canciller. Sus arranques han
sido de fama global, como el deseo de introducirse a como diera lugar en una
reunión de cancilleres de Mercosur, cuando Venezuela ya estaba suspendida. Por
no mencionar sus embestidas verbales, para nada diplomáticas, en contra del
presidente Macri, su Canciller o ante
el resto de homónimos en la misma OEA. El primer vicepresidente es el Prof. Aristóbulo Istúriz, un personaje
que proviene de la lucha sindical, persona de gran estima hace 20 años, pero
seducido por los voluptuosos encantos del chavismo. El segundo vicepresidente
es el Dr. Isaías Rodríguez, exfiscal
de la República y hasta hace poco embajador de Venezuela en Italia. Su mayor
logro, a mi modo de entender, fue enfrentar el acoso de la prensa en su oficina
cuando el golpe de Carmona Estanga (pues se generó un vacío de poder que se
intentó llenar al margen de la Constitución). No huyó, como la mayoría de los
camaradas. Y, entre risitas de los periodistas, reafirmó a Chávez como único
presidente constitucional en ese momento.
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Herido por lacrimógena presuntamente disparada a quemarropa, El Cardenalito, 30 de Julio de 2017 |
Mientras obran el maquillaje, hay una extraña tranquilidad. No es
fácil evaluarla. En un país que no se consigue nada ¿se puede permanecer
tranquilos? Es ingenuo pensarlo. Quizás no es tranquilidad sino reacomodo. Se
estará evaluando la situación. Analizando escenarios. No sé. Es una semana rara
en el que se anuncia que el gobierno está preparando una lista de trabajadores
públicos que no asistieron a las últimas elecciones, para despedirlos. Lo más
probable es que sea en cuestión de tiempo y con corrección de formas ¿será otro
error de movimiento cometido por Nicolás Maduro lo que disparará otra vez la
revuelta popular?
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Bomba lacrimógena incrustada en tronco en El Cardenalito, la misma que han apuntado a quemarropa contra manifestantes |
En Venezuela solo por
delincuencia el año pasado murieron unas 28.479
personas, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (en Venezuela no
hay cifras oficiales): 91.8 muertes por cada 100 mil habitantes ¡pero que una
guerra! A lo que se sumaría este año, independientemente de los que fallezcan
en manos de la delincuencia, a los muertos durante manifestaciones, unos 112
según cifra oficial (otros la elevan algo más). Además, están los que mueren
por falta de medicamentos o que se van enfermando por cuestiones imposibles de
imaginar.
En días pasados vi una entrevista
de Nicmer Evans, politólogo y psicólogo
social, chavista crítico o disidente, al activista político Julio “Coco” Jiménez Gédler. Dentro de
las muchas cosas abordadas por Julio, estaba el vigor del principio de
autodeterminación de los pueblos. Cuestión tocada por el mismo papa Juan
Pablo II en relación con la guerra
de los Balcanes cuando se refería a la
“injerencia humanitaria”.. En esta ocasión, el mundo no intervenía, aun cuando se
estuviese realizando un genocidio. Por esta razón, por la interdependencia de
los pueblos, los demás debían intervenir. Para Julio, en un mundo globalizado esto
está en vigor. Además de la lucha desproporcionada entre manifestantes
indefensos contra armas. O, en el peor de los casos, pistolas calibre 9 mm
contra tanques. Aunque, aclaró, que la presión es para un apoyo e intervención
no armada.
Pero el escenario bélico no es
una posibilidad que se descarte de antemano. Rocío San Miguel consideraba posible tal solo si se daba una de
estas dos condiciones: o que se desprendiera una facción de la Fuerza Armada o
que una parte de la población fuese armada. Queda la pregunta de dónde están
los perros de la guerra, tan pródigos a ofrecer sus servicios. Es una
posibilidad aterradora que, sin embargo, según Rocío, termina en el mismo lugar
que se quiso evitar: en la mesa de negociación.
-
¿Sabes lo que dijeron sobre el Dr. Marquina? –
me dijo mi prima.
-
¿Qué? - le respondí.
-
Que estaría en el infierno…
El Dr.
Marquina murió a finales de septiembre de 2015. Fue de un infarto. Había
sido una persona muy activa y seguida en el Twitter durante la enfermedad del
presidente Chávez. Explicaba detalles médicos que otros pudiesen obviar. Aunque
no creo que estuviese tan bien “dateado” como el periodista Nelson Bocaranda. Era uno de los tantos
venezolanos talentosos residentes en los Estados Unidos. Por sus intervenciones
en ese entonces se ganó esa sentencia de parte de la banda chavista en el
poder. También lo dijeron del cardenal Velasco, cosa que no quise recordar para
poder decir…
-
Ellos sabrán.
Hubo un silencio. Sus rostros
reflejaban desconcierto. Era natural su reacción, pues estaban ante su primo
“cura”.
Afortunadamente entre los
presentes estaba mi ahijada Ana, que es como mi hija. Por el tiempo de
compartir conmigo entendió lo que quise decir y, con toda espontaneidad,
añadió:
-
Ellos sabrán. Ellos tienen sus contactos…
Estalló una liberadora carcajada
en la sala comedor donde estaban mi tía Eva, Álvaro (el esposo de mi prima) y
su hija Andrea. Corría algún día del año 2016, aproximadamente hacia mayo.
Esa es la última imagen que de mi
prima que guardo en la memoria. Dios te bendiga, prima.
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