EL CLIMA POST-MOVILIZACIONES: UNA GRAN RESACA POLÍTICO-ELECTORAL
En estos días me ha tocado
presenciar unos ritos de inhumación muy comunes en Venezuela: cómo se
desmantela una empresa, pequeña esta, que con ilusión inició sus actividades el
26 de noviembre de 2012. Era un comercio dedicado a la venta de objetos
religiosos, de una línea católica insobornable. Ese año se pudo establecer en
la ciudad de Barquisimeto, donde unos sobrinos iban a colaborar con la
iniciativa de este amigo, que reside en otra ciudad y tenía ya otros locales
dedicados al mismo ramo. La desafortunada muerte de Hugo Chávez (toda muerte
tiene mucho de tragedia) abría el mundo de las conjeturas. Una de ellas es que
la radicalización iba a disminuir, por la cordura misma de la supervivencia de
los actores que quedaban, sin el carisma del personaje llorado. Pero tal
suposición se desvaneció en el transcurso de los meses. La situación económica
se fue complicando, los ataques al sector privado fueron más frecuentes y la
arbitrariedad a la hora de decomisar mercancía o de expropiar empresas solo
respondía al oportunismo “político”. La inflación se fue disparando, la
inseguridad jurídica creció, la inversión fue espantada, la capacidad de compra
cayó en picada y las grandes trasnacionales no se iban o porque no tenían a
quien venderle sus activos o porque esperaban que en algún momento los
acontecimientos dieran un giro en “u”.
No deja de tener similitudes con los
velorios esa sensación de ausencia, duelo y derrota. Mientras se da ese conteo de
mercancía que se desgrana como las cuentas del rosario. Se entierra la ilusión
que se puso en un momento, con el deseo de prosperidad y de contribuir con la
economía del país. Servir a las necesidades de la gente y ofrecer puestos de
trabajo. Como el silencio después de una confrontación bélica, así se pasean
los recuerdos como entre los cadáveres de amigos y enemigos, abrazados sobre el
común barro del campo de batalla, que enloda a unos y otros, hermanados en el
mismo luctuoso destino. Es silencio parecido al de las viudas ya acostumbradas
a contar muertos. Como si la tristeza no pudiese entristecerse más. Como el
fondo de la trampa que concede a los cautivos solo el espacio suficiente como
para seguir respirando.
Tal “procesión” no es única de
este amigo. Ha sido expropiada a muchos otros casos. Es común para tantos que
se quedan sin números con qué calcular. Que no saben qué intercambiar o con
quién y para qué. Donde los números pierden su precisión y sus leyes oscilan y
varían en el tiempo. Es el reino de la sin-razón, pues ni la explicación de la
plusvalía alcanza a tener sentido. Terreno esquizoide que condena en unos lo
que otros aspiran, como si la moral revolucionaria sufriera el quiebre por
refracción, tal como le ocurre a la luz cuando pasa de un medio gaseoso a
transmitirse a través de un medio líquido. En fin, que todo es cuestión de
liquidez.
Hemorragia migratoria
En estos días es ese el ambiente
que se respira en Venezuela. Los más decididos siguen apostando por las
fronteras. Una semana después de las elecciones a la llamada ANC (Asamblea Nacional
Constituyente), del 30 de julio 150 mil personas habían cruzado la frontera
colombiana. En los actuales momentos se habla en el vecino país de construir
campos de refugiados para los venezolanos. En la población de Cúcuta, a escasos
metros de Venezuela, se sabe de madres de familia o con otros horizontes, que
no consiguen otra cosa que ofrecer distinto de su cuerpo, mercancía para la
prostitución. Trabajan unas semanas amparadas por nocturnidad de las candilejas
en cuartuchos que sirven de casa y oficina, para regresar a Venezuela por otras
semanas para encontrarse con sus hijos y necesidades. Nadie sospecha el oficio
de las madres.
Una mujer embarazada fue noticia
en estos días en los portales de noticias: recorrió 8 mil kilómetros para dar a
luz en Argentina. Su hermana que ya vivía allá. El trayecto en autobús prácticamente
lo justificó de forma bíblica (“te daré una tierra que mana leche y miel”):
allí se consiguen leche y pañales. Pero en Panamá comienzan a hacer de la visa
un requisito para los venezolanos: son una competencia terrible en el mercado
laboral para los lugareños. No hay quienes proponen hacerles escrache a los
venezolanos o, con un humor propio del Far
West, obtener descuentos en las cervezas luego de haber conectado un puño a
un mentón vinotinto. Hay quienes se preguntan por qué van a ser tratados los
venezolanos de esta forma, luego que fuese en el siglo XX un destino de puertas
abiertas para la inmigración allende, por catástrofe de guerra, que golpea los
estómagos, o por persecución política. Cuesta entender que la razón es muy
simple: los venezolanos todos no caben fuera de Venezuela, además que es
absurdo vaciar a un territorio de aquello que lo hace país. En verdad, se
comprueba que la situación interna tiene que ver con los demás países. Ya les
está afectando. En el ínterin los que pueden buscan lugar de refugio España e
Italia, lo hacen sin pestañear. Se supone que muchos de estos que se van, sean
descendientes de aquellos inmigrantes.
Las desgastadas arenas de la política
El escenario de los 4 meses de
enfrentamientos, marchas y contra marchas parecen emerger como relatos de
ancianos sobre leyendas épicas que guardan en sus somnolientas memorias. Lo que
se percibe en estos momentos es algo muy diferente: es una desbandada que no consigue
ni frenarse ni articularse. Políticos de profesión u oficio, de cualquier
agrupación, lucen desencajados de las angustias del pueblo llano. Hay un
quiebre en la estrategia, que no sabía para dónde coger, a tal punto que los
partidos han salido en jauría tras las elecciones regionales, sin mirar mucho
atrás ni preocuparse por convencer a sus audiencias sobre su decisión. Unos 120
muertos para una elección, es una contradicción semántica y racional que se
atora en la garganta de cualquier persona con un estómago sensible para la
mínima decencia. Pero los políticos de Oposición han intentado balbucir algo,
una vez en la carrera por las nominaciones, sin corroborar que la información
haya llegado a los destinatarios, la hayan comprendido y hasta aceptado. Tal
comportamiento cerebral tiene automatismos parecidos a las de otras adicciones.
La Asamblea Nacional,
contrafigura de la Constituyente, no tiene mayor papel fuera de contar con el
apoyo internacional. Lo que no es poca cosa en estos tiempos. Solo que no tiene
idea con qué se come eso. El martes 29 no hubo quorum para discutir el caso
Odebrecht, que apunta las carteras de diversos personeros del gobierno, tanto
de los vivos como, por lo visto, de aquellos que deambulan en el mundo de las
sombras. La mayoría de los diputados, que son de Oposición, andaba en jauría
tras la liebre de las candidaturas regionales. La ANC, en un golpe histriónico,
quiso hacerla desaparecer. El parlamento no había reverenciado a la ANC. Pero no
hubo éxito. El apoyo internacional mantuvo la presencia de esta institución.
Las quimeras justificaron su acción diciendo que la ANC asumía funciones de la
AN, pero que no la extinguiría. Más su acción de aplanadora, invocando la
coexistencia con los poderes existentes, obligó a los otros a postrarse ante el
origen divino de la ANC. La AN se negó. Fue cuando quisieron desplumarla…
La ANC sigue avanzando en medio
de contradicciones internas. Por un lado, unos buscan atornillarse en el poder
por los siguientes mil años. Otros invocan una radicalización de la Revolución que
corrija el desvío traicionero que se le hizo al comandante. Y están los que
tienen una caída abiertamente comunal, que es un anticipo de lo comunista,
puede que orbitando alrededor de la égida castrista. Cualquier disidencia, en
todo caso, es considerada subversiva. La llamada Ley del Odio, inspirada en las
legislaciones como la española que pretende erradicar la homofobia, o en las
teorías de constructos como la islamofobia, tiene como propósito oculto imponer
el pensamiento único y criminalizar toda crítica o disidencia. Se habla de
hasta 25 años a la sombra para quien se encuentre culpable de revertir el orden
social en 120 caracteres, por ejemplo… Porque en Venezuela no es el islam o la
homosexualidad, sino el poder ramplón de la Revolución bolivariana y quienes se
acurrucan bajo su paraguas.
Fiscal y Magistrados nombrados
por la AN van recorriendo cual jinetes exóticos diversos países. La AN, en un
rayo de cordura, dijo no creer prudente nombrar otro CNE (Consejo Nacional
Electoral) para que no terminen como los primeros: perseguidos, encarcelados,
refugiados o exiliados. Incluso torturados, como tanto manifestante preso por
manifestar su inconformidad. La Fiscal exhibe su nombramiento ante el
reconocimiento foráneo, mientras que internamente o es ex Fiscal o Fiscal
depuesta. Tres Magistrados yacían en las mazmorras improvisadas del SEBIN (en
este momento ya el magistrado Zerpa tiene a su domicilio por cárcel). En ese
edificio cundido por la disidencia embarrotada, hasta el alcalde Alfredo Ramos,
también depuesto, sufre de crisis hipertensivas. Por no hablar de los generales
Isaías Baduel o Ángel Vivas, tragados por el sistema y recluidos, según dicen,
en los sótanos de “La Tumba”.
¿Qué está pasando?
Ambiente de calma el callejero,
más por desconcierto y desolación que por normalidad.
- Estamos
encima de un volcán que en cualquier momento puede hacer erupción…
De esta forma describía Marino
Alvarado, de la conocida ONG de defensa de los DDHH llamada Provea, la
situación en Venezuela. Imagen esa que también tiempo atrás había cruzado por
el umbral de mi conciencia. Y que coincidía con la percepción de alguna
psiquiatra. En esa reunión, queriéndonos preguntar sobre el papel de las
organizaciones de defensa de los Derechos Humanos en esta nueva coyuntura, salía
esa impresión de su parte. Por lo demás, todas las condiciones objetivas, según
el método de análisis marxista, están agudizando sus contradicciones: las
sociales, económicas, políticas, culturales… Lo que resulta extraño, en
principio, son las condiciones subjetivas: la conciencia y participación en el
cambio, ante tanta carencia asfixiante. Que explican que todavía no haya habido
un estallido social. Claro que el análisis marxista, que lo pongo como referencia
de análisis desde otra orilla y no apropiándomelo como paradigma, considera que
la historia indefectiblemente camina hacia delante, que es una nueva etapa
histórica (que en su caso debería ser el socialismo). En el caso venezolano, en
el supuesto que esto vaya hacia delante, lejos va a estar de la pretensión
socialista. Pero, igual, tal crisis hará retumbar los cimientos del sistema
¿por qué no ha reventado todavía? ¿hacia dónde nos conducirá? ¿será de
anarquía? ¿prevalecerá la cordura?
Varias explicaciones pudiesen
darse, sobre esta aparente pasividad. Algunas ya se han mencionado. Otras lo
hemos hecho en otras entregas. Las balas en vez de los perdigones se han
transformado en una poderosa y disuasiva razón. Entre otras cosas porque el
régimen ha aprendido que el problema debe resolverse cuando las calles están
comenzando a caldearse, cuando todavía son pocos los que están aquí y los que
están por allá. Las calles tranquilas no es una concesión de la ciudadanía,
sino una colina conquistada por la fuerza. Cuando ya el país ha estado anarquizado
por la protesta, los costos internos y externos por retomar el control, que lo
hacen salpicándose de sangre, son incalculables.
El lento pero indetenible barco
del apoyo internacional surca las aguas del Caribe. En realidad, pareciera que navega
por la Amazonia. Algo transcurre entre el Tajo y el Ebro, el Sena y el Tíber.
La exactitud quirúrgica de Trump ha dejado a un lado el sofisticado armamento y
se ha apertrechado de lápiz y papel. En el mundo de las cuentas y los créditos,
reduciendo la posibilidad de endeudamiento del país y la negociación de los
bonos soberanos (bonos de deuda), allí se va librando una batalla sutil y silente.
No sabemos cómo nos vaya a salpicar, si bien deja margen como para que el país
pueda proveerse de lo necesario y Venezuela pueda seguir vendiendo petróleo al
gigante del norte, que tiene refinerías especializadas únicamente en petróleo
pesado (y que no pueden parar). No sabemos si algún día los marines se vayan o
no a echar un baño en las playas de Choroní, Morrocoy o Mochima. De momento hay
acciones con capacidad de reducir la maniobrabilidad del gobierno nacional.
Mientras este no se queda atrás y nos sorprende con el apoyo en dólares al
beisbol nacional (no a medicinas) o con 5 millones de dólares a los damnificados
de Houston (no a los de Choroní)…
Siempre me ha llamado la atención
una caricatura de Quino, que no he podido conseguir en la web. Un agitador, de
estruendosa voz y flagelante elocuencia, conminaba a la multitud a levantarse
para cambiar las obsoletas estructuras de la sociedad burguesa. De pronto, un
ensordecedor ruido atemoriza al agitador al punto que se protege el rostro con
su codo y levanta la pierna izquierda sobre la derecha en señal de precaución.
La tercera viñeta muestra a este hombre, ya cabizbajo, pensando para sí, con la
mano en la frente y los hombros caídos, “¡tarde! ¡se cayeron solas!”
La Revolución sigue avanzando a
su paso. Paso de cordones sueltos y trastabillando. Mientras el TSJ ha derogado
por nulidad absoluta la ley que regulaba los salarios de los altos funcionarios
y, con sospechosa claridad, el Ministerio Público investigaba el origen de 200
millones de bolívares de la familia Tintori (Lilian dijo que estaban destinados
a urgencias médicas de su centenaria abuelita), sobre el desfalco de la
anterior Fiscal con la faja petrolífera del Orinoco y una red de extorsión
supuestamente manejado por la esposa del director y dueño de El Nacional,
Miguel Henrique Otero, hoy en el exilio, según alguna cuenta de escasa
relevancia. Fake news, basuras que
podrían muy bien cuadrar con una campaña de descrédito, sin saber cuántos se
las pueden tragar “sin eruptar” ni a quienes vayan dirigidas. No resultaría
extraño que buscasen activar la dialéctica entre clases sociales, no por el
amor al proceso, sino por la inquina hacia los empresarios… Verdad que se
apodera del espectro radioeléctrico y las parrillas de las cableras, al tiempo
que canales de noticias colombianos son desaguados y emisoras callan para dejar
el espacio a voces más sumisas.
El paso de Venezuela es incierto:
sin fuerza para avanzar y sin fuerza para recogerse. Un punto muerto de difícil
diagnóstico. Todo ocurre en las sombras de las conciencias. Mientras se intenta
montar una feria electoral.
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