¿HABRÁ UN MAÑANA PARA VENEZUELA?

Venezuela puede ser el primer país con inestabilidad africana en plena Hispanoamérica. Pintoresco ¿no?


Hay ocasiones que dejar de escribir un día, cuando se tiene una composición del texto en la cabeza, es fatal. En 24 horas cambia todo y, con ello, el texto termina en la papelera de los recuerdos o con parches por doquier.
Efectivamente, la semana antepasada leía sobre la situación en Honduras y la comparaba con la venezolana, pues ambas, siendo muy distintas (sobre todo en perversidad), adolecen de un elemento común: el irrespeto por la democracia (y por los vientos que soplan, se le va a sumar Brasil). Leía las intervenciones de los distinguidos lectores del Brief, con varios puntos de malos entendidos con la Compañía de Jesús. Sin pretender hipostatizar a estos hermanos, entreveía más incomprensión que desacuerdos en la correspondencia (solo cuando hay auténtica comprensión, puede haber desacuerdo, pero no antes). Y, en oportunidades, parecía asomarse el mal de nuestro tiempo: pensar antes de tiempo, al modo de instantáneas y no en formato de cine. Me explico: los hechos y las razones se deben decantar y tocar a las personas. Luego de esto es posible sosegar el análisis y la valoración, aunque pueda ser acérrimamente crítica. Pensamos como instantáneas fotográficas o en formato publicitario, cuanto más: una secuencia de narración de 30 segundos con veredicto incluido. Todo un consumismo emocional que salta de una cosa a otra, hasta dejarse vencer por el sueño. Hace falta pensar en largometraje, pero sin cambiar el canal al final de la película, para poder repasar las escenas que más nos impactaron. O sea, si fuera película de cine, como si regresáramos solos, a pie y de noche (¿por la noche de la historia?) hasta la casa, y no como quien está delante de un televisor: apenas termina algo, pasa al siguiente programa.

La semana anterior a la visita de la Divina Pastora: una semana congestionada
Mientras estaba en estas, hilando la narrativa desde mi interior, en la calle estuve acompañando a los grupos de pacientes trasplantados y dializados, entre otras condiciones y patologías, que acudían a las diversas instancias para plantear la necesidad de medicamentos que escasean o son de alto costo. Actualmente me desempeño como Vicario de Derechos Humanos de la Arquidiócesis, aunque el equipo de trabajo de la Vicaría es mayor. Y actividades de apoyo como esta se realizan con el concurso e iniciativa de otras organizaciones. Diversos comités de pacientes habían acudido a la Defensoría del Pueblo, si bien no era la primera vez. Entre los que acompañaban a los manifestantes había un pastor, cuyo nombre no recuerdo, y el padre Raúl Herrera, jesuita, quien ha sido director del centro para la paz y los derechos humanos “Padre Luis María Olaso” de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ese día, fuera de trancar la calle (que al menos en Venezuela es una osadía, pues por ley nadie puede obstruir una vía pública y quien lo haga debe ir preso, luego de esnifar todo el coctel de gases lacrimógenos que preparen los cuerpos policiales) e introducir algunos papeles, nada más se consiguió. La Defensora regional estaba de vacaciones. Eso fue el martes 11 de enero.
El jueves 13 de enero se acudió al Consejo Legislativo del Estado Lara, donde fuimos atendidos luego de más de 2 horas de espera sobre la hora citada. El presidente del Consejo, el diputado Jhonny Colmenarez, nos atendió, luego de 2 horas de espera (estaba reunida con la nueva gobernadora, Carmen Meléndez, llamada por todos “la Almiranta”, pues es de profesión militar; llegó a ser ministra de la Defensa de Nicolás Maduro), y los pacientes expusieron su drama: no hay inmunosupresores para los trasplantados, por lo que el riesgo es, para quienes cuenten con riñones de donantes, perderlos y regresar a diálisis y/o morir. Pero los dializados son más bien dializantes o dializables, pues los servicios no están funcionando: 35 pacientes quedaron ese jueves sin diálisis, en una unidad, por falta de equipos. Posteriormente una de las activistas me narró la experiencia de muerte a que están expuestos: no hay forma de hacer una valoración cardiovascular ni equipos de emergencia para cualquier eventualidad. Un compañero murió infartado en plena diálisis. Ese día, diversos pacientes expusieron sus casos: desde hipertensivos hasta insulina; desde el cáncer hasta el HIV.
Cuando el martes 16 de enero fueron recibidos por la Dra. Linda Amaro, directora regional de salud de la estrenada gobernación del estado y anterior viceministra de Salud, para una supuesta mesa técnica, el resumen de la reunión fue simple y frío… tan frío como la muerte:
· Llamando al 0800salud se pueden conseguir todos los medicamentos (cosa desmentida por esos grupos que sufren varias patologías). Es el número que ha dispuesto el gobierno, hace algún tiempo, para decir que ellos lo resuelven todo.
· No hay dinero para importar, por la guerra económica, por lo que no hay medicamentos (la verdad es que el gobierno ha contraído una deuda mil millonaria con los laboratorios, obligando a algunos a dejar el país; el gobierno es quien recibe el dinero en bolívares y debería hacer la transacción en dólares, para que los laboratorios tengan los principios activos; las sanciones económicas no incluyen la parte de salud, aunque el gobierno diga lo contrario; por supuesto que, actualmente, la billetera del gobierno luce magra para sus triquiñuelas, mucho más para la salud).
· El canal humanitario no se va a abrir, porque por esa vía Venezuela puede ser invadida (o sea, aquella gente escuchó su sentencia de muerte, gesto de inmolación en el altar de la Revolución).
Si bien la lucha sigue para todos estos enfermos (este martes 23 regresaron a la Defensoría y el lunes 29 se apostarán frente a la gobernación) , al final las cosas se resuelven de manera individual. Supongo que no sea fácil ver que un compañero se agravó y pereció, por la crisis, y que esos medicamentos le sirvan a otro enfermo para salvar la vida. Es la lógica es la de los escaladores: a cierta altura, cada quien es responsable de la propia vida y nada se puede hacer por el compañero que tengo a mi lado.
Una persona hizo una venta de garaje para poder ir a Colombia para conseguir su medicación por un mes. Se calcula que puede estar por el orden de los $ 500… solo que el salario mínimo era, hasta hace unas dos semanas, de $5 al mes. Ahora es la mitad. El gobierno tiene una tasa de cambio que sirve para quedar bien. Ha dicho que, en Venezuela, el salario de los trabajadores es el más alto del continente. Por supuesto que viene calculado a una tasa de cambio irreal: esos números sirven para escribir en una hoja en blanco, no para cambiar dinero que, si lo necesitas, debes acudir al mercado negro. Y para los paladines de la Revolución Bolivariana que puedan estar leyendo estas líneas, solo calculen lo que es capaz de comprar un trabajador de cierto sector de la producción en Venezuela (de lo que queda) y lo que consigue cualquier trabajador en cualquier otra parte del planeta.
Los días previos…
En el entretiempo, mientras estas historias se desarrollaban, se acercaba el 14 de enero: ese día, todos los años, desde 1856, la imagen de la Divina Pastora sale a recorrer la ciudad de Barquisimeto. Ese año una mortífera peste asolaba la ciudad (en realidad, era cólera). Las autoridades eclesiásticas (Barquisimeto dependía del obispado de Caracas) deciden sacar la imagen en procesión. Supongo que, en ese momento, como sigue aconteciendo, no solo sale del pueblo de Santa Rosa (hoy anexionado a la ciudad de Barquisimeto, la cuarta del país) hasta la Catedral (en ese momento era hasta el templo de la Concepción, en el centro de la ciudad), sino que iniciaba un recorrido por todas las parroquias que duraría hasta el sábado inmediatamente anterior al Domingo de Ramos.
Ese jueves 13 de enero, cuando estuvimos en el Consejo Estadal, debía acudir a una emisora de radio llamada Fe y Alegría. El nombre proviene de un proyecto de educación escolar formal popular que inició el jesuita padre José María Vélaz, y que es el mejor producto de exportación venezolano, en palabras de Lorenzo Mendoza, el dueño del emporio conocido como Empresas Polar, consorcio privado que realmente ha alimentado al país… por ahora. La radio fue una extensión con intención educativa. Y en el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, hay radio, pero también hay formación. Ese día iba a ser entrevistado en relación con la Divina Pastora y el tema de la procesión, que eran las Bienaventuranzas. Y el tiempo y el bolsillo me apremiaban. Quería llegar a tiempo, pero también quería poder pagar el estacionamiento. Tres horas entre espera y encuentro en el Consejo Estadal significó 12 mil bolívares de estacionamiento (aproximadamente un trabajador gana algo menos de Bs. 16 mil al día, incluyendo diversos beneficios). Era el monto, pues el dinero contante y sonante escasea en Venezuela y no había otra forma de honrar dicha cantidad (nadie puede sacar más de Bs. 10 mil de un banco, por día, todo un corralito provocado por una dosis de torpeza y otra de perversión, motivo también de protestas).
Se ha prohibido, pero se sigue haciendo: antes podía buscar ciertos comercios que hacían “avances”, o sea, se hacía una transacción con la tarjeta de débito o comprabas por un monto mayor, y el comerciante colocaba en manos del cliente el equivalente en efectivo. O se iba a un local que, con una tasa del 12% adicional, podía socorrerte con billetes (no hay monedas en Venezuela). Cuestión que se ha hecho ilegal, con el resultado, por ejemplo, que vendedores callejeros no aceptan pagos en débito (aunque tengan el aparato), sino que cambias el monto en el local de un colega a 40% de sobretasa… Cuestión que también se hace (y recicla) para comprar un pasaje de autobús interurbano.
El dinero del bolsillo alcanzó (algo justo) y el programa al final salió bien.
Misa por los Derechos Humanos y los “caídos”
El día viernes las organizaciones de Derechos Humanos nos dimos cita en el pueblo de Santa Rosa. Allí celebramos la misa y nos recordamos que está “prohibido olvidar”. Veintidós personas fallecieron en el ciclo de protestas del 2017. Ninguno representaba un peligro tal que hubiese justificado el uso de la fuerza. Urbanismos fueron asediados por la Guardia Nacional. En ocasiones hasta de manera diaria con todo lo que significa, sin reducir solo a esto, el agotamiento psicológico y el terror de niños y ancianos. Estar en el santuario de Santa Rosa es muy significativo para todo larense. Inclusive para uno, que proviene de otras ciudades.
Y llegó el día
El domingo 14 las diversas organizaciones nos dimos cita en la anchísima avenida Venezuela, con calle 23, en horas de la tarde. En el recorrido de la Virgen se montaron 12 “estaciones” donde se recordaba una bienaventuranza en cada una. Se añadieron a las 8 del sermón de la montaña otras 3 de tipo mariano. A la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis le tocó la novena estación, que correspondía a la octava bienaventuranza: bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia… Los organizadores de la procesión quisieron unir la oración y los Derechos Humanos. Unos 10 valientes jóvenes conscientes se prestaron para representar 5 derechos humanos como estatuas vivientes, elevados encima de una pipa. La impresión de los peregrinos fue más que positiva. Muchos tomaron fotos, pero con gravedad en su rostro. Otro grupo sostenía en alto carteles con los rostros de los jóvenes asesinados en las protestas del 2017. La gente pasaba conmovida. Alguno reconocía a quien hubiese sido su amigo, su vecino, compañero de trabajo o ligado a alguna familia a la que ellos trataban con amistad. Escuchar esa espontaneidad de los relatos contrastaba con las versiones oscuras y malignas del gobierno buscando destruir la reputación de quienes solo protestaban… quizás sin haber caído en cuenta al monstruo que enfrentaban.
Y si de misas hablamos…
Algo que ha caracterizado las misas tanto de salida como de recibimiento de dicha Imagen, ha sido el tenor profético de las homilías. Y eso nunca ha sido nuevo. Siempre ha contado con antecedentes. Por supuesto que, en los tiempos de la Revolución, la piel es más tersa. Lo decía una viñeta de El Impulso, un periódico regional que es el decano de la prensa nacional: “el poder no aguanta una homilía”. Puede que tenga que ver con que los obispos siempre se reúnen los primeros días de enero en Conferencia Episcopal. Y siempre brindan al país una exhortación basado en el análisis crítico a la luz de la misión de la Iglesia.
Fue emblemática, sin embargo, la homilía del cardenal Castillo Lara, quien fuera presidente de la comisión de redacción del actual Derecho Canónico y gobernador del Estado Vaticano en tiempos de Juan Pablo II. El purpurado salesiano se retiró, cual párroco, al pueblo de. Y fue invitado a presidir la celebración vespertina de ese 14 de enero del 2006.
La Conferencia Episcopal había enfrentado momentos complicados y turbios. El actual cardenal Baltasar Porras era entonces su presidente y fue muy crítico con el gobierno, en asuntos estrictamente religiosos. Recuerdo su llamada a “no tomar el nombre de Dios en vano”, como corrección al lenguaje claramente manipulador del presidente Hugo Chávez Frías en materia religiosa. La reacción de este fue, por supuesto, del todo agria. Las relaciones gobierno-obispos descendieron al nivel mínimo. Todavía no se había anunciado el “Socialismo del siglo XXI” sino se blandía la consigna de la “tercera vía”. Sea porque se venciese el periodo o por otras razones, Baltasar Porras no continuó como presidente de la Conferencia.
Ese 14 de enero en Santa Rosa, para despedir a la Divina Pastora (la misa de salida) estaba una buena parte de la plana de los obispos. A lado de la tarima donde estaban ellos y los sacerdotes, se colocó otra para las autoridades civiles nacionales y regionales. La relación era idílica: sonrisas y parabienes iban y venían, quizás apostando que los momentos de incordia habían pasado como cosas propias de los malos entendidos.
Pero el idilio duró hasta finalizada la tarde: lo que dura un chasquido. El Cardenal hizo caso omiso de la diplomática vernácula y dijo lo que en conciencia creyó decir. Y, a decir verdad, no dijo mentiras, más allá de haber echado por la borda la prudencia episcopal. Ya él había sido muy crítico con la propuesta de Constitución del 99. Puede que detrás de los aspectos positivos pudiese él entrever el veneno de la manzana: “Bonum ex integra causa; malum ex quocumque defectu” decía durante los días previos a la consulta aprobatoria.
“No son ustedes muchachos los que tienen que irse. Si alguien tiene que irse de Venezuela, es quien es responsable de este desastre al que nos han conducido” (Mons. Víctor Hugo Basabe, Homilía de recibimiento de la Divina Pastora, el 4 de enero de 2018)
En fechas recientes…
El año pasado Mons. López Castillo, titular de Barquisimeto, tuvo una homilía fuerte. Un general lo visitó días antes para indicarle lo que iba a decir y lo que debía callar. La indignación impulsó al obispo a responderle diciéndole: “Ud. manda en su cuartel y yo mando en la arquidiócesis”. Así que el obispo en la homilía se fue por la calle de en medio, que se dice en Venezuela. Dijo cosas como: “Nuestro pueblo no cree en el comunismo socialista fracasado”. Los días siguientes fueron de personas aparentemente ligadas al oficialismo apostadas enfrente de la residencia episcopal, con todo tipo de consignas.
Este año la homilía más crítica fue de Mons. Víctor Hugo Basabe, obispo de San Felipe. Además de comparar la situación de hambre y enfermedad actual con aquella peste de 1856, indicó que el camino de la bendición bíblica se haya en la solidaridad y el camino de la maldición está en quienes optan por decir que en Venezuela no hay hambre y desnutrición, por lo que niegan a la población la posibilidad que se abra un corredor humanitario. Pero lo que más resonó en los medios fueron sus palabras sobre los jóvenes que salen huyendo del país: “No son ustedes muchachos los que tienen que irse. Si alguien tiene que irse de Venezuela, es quien es responsable de este desastre al que nos han conducido”.
“el gobierno, con la ‘Ley contra el Odio y la Intolerancia’, nacida de la misma Asamblea, criminaliza toda manifestación en su contra y propicia la multiplicación y difusión de toda clase de rumores y especulaciones, cuyo efecto es consolidar un control absoluto de actividades y provocar el miedo y la autocensura” (Exhortación de la Conferencia Episcopal Venezolana, Enero 2018, n. 4)
En el curso de 24 horas posteriores ya estaba el señor Nicolás Maduro, quien hace de presidente de este país, solicitando al Fiscal ante la Asamblea Nacional Constituyente (y al Tribunal Supremo) que investigue a los obispos por si sus homilías incurren en delitos según la Ley del Odio y la Intolerancia. De esa ley los obispos venezolanos han dicho, en la Exhortación de este año, que “el gobierno, con la ‘Ley contra el Odio y la Intolerancia’, nacida de la misma Asamblea, criminaliza toda manifestación en su contra y propicia la multiplicación y difusión de toda clase de rumores y especulaciones, cuyo efecto es consolidar un control absoluto de actividades y provocar el miedo y la autocensura” (n. 4).
Al presidente Maduro se le olvidaba la masacre ordenada ese mismo día contra un pequeño grupo insurgente, que se había declarado en rebeldía invocando el artículo 350 de la actual Constitución. Fue un auténtico delito de odio, pues resulta complicado explicar otra motivación a tamaño ensañamiento.
Óscar Pérez, ex-policía masacrado cuando evidencias indican que quería entregarse
Si bien se pretendió mantener en secreto la operación Gedeón (no había ni fiscales del Ministerio Público ni miembros de la Defensoría del Pueblo ni acceso a los medios de comunicación), las redes hicieron saltar las alarmas. Yo recibí un whatsapp a primera hora de la mañana en que se decía que Óscar Pérez, el expolicía en rebelión buscado desde junio del año pasado, cuando sobrevoló Caracas sobre un helicóptero “robado”, estaba negociando su rendición al verse rodeado. Las imágenes por redes sociales como twitter e Instagram permitieron seguir de manera macabra, para algunos de forma descreída, lo que significó una ejecución extrajudicial. Nunca estuvo claro para todos los que se oponen a este régimen cuáles eran las intenciones de este personaje. El haber participado en alguna película y los cachazos (en Venezuela un cachazo es una equivocación que hace sentirse ridículo) que la gente se ha llevado con líderes de la Oposición, que han sido complacientes con el gobierno, hace que el venezolano desconfíe hasta de su sombra. Así que algunos, en alardes fuera de lugar de su espíritu de sospecha, no parecían darse cuenta que eran testigos de una ejecución sumaria. El orden de los videos se invertía una y otra vez. Así en ocasiones estaba ensangrentado, reflejando terror en sus pupilas, cuando decían que estaban siendo atacados con lanzagranadas. Luego aparecía queriendo negociar con unos atacantes todavía a distancia. Para luego mostrar unas imágenes de una casa impactada por proyectiles y con una densa nube de polvo por doquier, mientras los ocupantes aparecían arrinconados pretendiendo protegerse.
Imágenes antes y después del chalet donde se encontraba Óscar Pérez y compañeros. En la esquina inferior derecha, momento de las exequias que se efectuaron luego de la inhumación
Distintas organizaciones de Derechos Humanos, incluida la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Barquisimeto, imploraron por redes que se parase la carnicería. Que llegasen mediadores o denunciando que el procedimiento violaba todos los estándares internacionales de defensa de los Derechos Humanos. En mi caso la oración fue un recurso extra, aunque misterioso.
Como una mancha de aceite se fue extendiendo la noticia por el mundo
Luego de un tiempo sin mayores novedades, se coló una imagen de una casa destrozada, prácticamente sin paredes, y unos hombres tendidos en el suelo con un disparo en la frente. Uno de ellos parecía ser Óscar Pérez. Luego se filtró un video: el chalet donde estaba Óscar Pérez era impactado por un lanza-misiles… La tarde fue de silencio: un rumor en las redes sobre su muerte, pero sin confirmar. Alguna declaración aislada. Pero nada oficial. Los familiares con el corazón en la mano…
Como una mancha de aceite se fue extendiendo la noticia por el mundo. Mientras distintos gremios, obispos y conferencias episcopales se hacían solidarias con los obispos de Barquisimeto y San Felipe, la canallada del asesinato a sangre fría de unos hombres que habían manifestado su voluntad de entregarse fue creciendo en decibeles. Fuentes cercanas al mundo militar insinuaban malestar en la misma Fuerza Armada. La misma Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana sacó un comunicado. El gobierno pretendía incinerar los cadáveres y alterar el informe forense. No pudieron. Los médicos forenses se negaron. Dentro de la tragedia, esta fue una derrota.
“No tengo miedo, señor Maduro, la cobardía no es lo mío. Allá aquéllos a quienes ni su conciencia ni la historia los perdonará” (Mons. Víctor Hugo Basabe a Nicolás Maduro)
Si el movimiento hacia la Iglesia fue de amedrentamiento para disponer mejor de los espacios, tal efecto no se consiguió sino el contrario. Como muestra un botón. Esta fue la respuesta de Mons. Basabe ante la amenaza de ser encarcelado: “No tengo miedo, señor Maduro, la cobardía no es lo mío. Allá aquéllos a quienes ni su conciencia ni la historia los perdonará” (Noticiero Digital). Y la muerte de Óscar Pérez ha levantado un sentido de unión nacional entre muchas personas: como no es posible callarse ante la infamia, en las misas del domingo pasado se encomendó abiertamente a él y sus compañeros y se pidió por sus familiares. En una de las cuatro misas la gente espontáneamente aplaudió.
Al otro lado del charco
La Unión Europea ha sancionado a diversos funcionarios del gobierno venezolano. La reacción de rabia ha sido evidente: pocas veces el Sr. Jorge Rodríguez, el psiquiatra que encabeza la delegación oficialista que se reúne en Santo Domingo con la Oposición, da muestras de turbado descontrol. Acusó a la Oposición de estar al tanto de las sanciones, por lo que estaban apurando la firma de acuerdos. Hay que recordar que la Oposición política perdió la calle por su torpeza y que, si hay algo de diálogo, es por la comunidad internacional. Pero para muchos hay actitudes colaboracionistas en ciertos opositores. Da la impresión que el gobierno hace con dichas sanciones, que no le permite encontrar cobijo en países desarrollados, lo mejor que sabe hacer: bravuconadas. Este martes 23 de enero corre la información sobre las posibles elecciones presidenciales antes del 30 de abril.
Tal posibilidad no solo descoloca cualquier posible estrategia o medición en primarias (¿pretende que la Oposición política vaya dividida o que se pelee por un candidato unitario?). Supone una repetición de las condiciones fraudulentas hasta este momento, con el riesgo de validar a un régimen de corte inconstitucional. Reduce a la gente a actores de reparto. Quienes señalan el desastre de la Oposición en la falta de participación en las dos últimas elecciones, se le olvida las condiciones, la falta de depuración del registro electoral (muertos votando, por ejemplo, o doble documento de identidad), árbitro electoral parcializado, máquinas de votación con problemas para auditar, presiones, coacciones, recursos del Estado destinados en movilizar a gente u ofrecerle “bonos” por su lealtad… Y queda el caso, ejemplo que se saltan los ciegos defensores de los canales democráticos tradicionales, que en el estado Bolívar ganó Andrés Velázquez. Y hasta el sol de hoy ha servido de algo todos los procedimientos introducidos por él, su partido y la Oposición. En Venezuela se puede reclamar hasta cierto punto. Lo evidente es que todo sigue igual. Por esta decisión, de adelantar las elecciones sin brindar ningún tipo de seguridad de trasparencia, México se retira como mediador del diálogo. Y el llamado grupo de Lima emite un comunicado.
¿Y la economía? ¿y las medicinas? ¿y los etcéteras?
Mientras los anaqueles de los supermercados se terminan de vaciar, o las farmacias no reponen sus productos o a los ganaderos se les prohíbe vender carne que no sea al gobierno y esto con 30% de descuento, Almagro llama a canalizar ayuda humanitaria hacia campamentos en Colombia y Brasil, que espera recibir este año oleadas de venezolanos. Se espera en los vecinos países verse sobrepasados por masas de compatriotas desplazados buscando qué comer. Ya Colombia invita a la comunidad internacional a tener preparado un plan ya para el día siguiente, ante el colapso inminente de Venezuela.
En el entretiempo, los pacientes crónicos siguen en el corredor de la muerte: no hay respuesta de ningún tipo. Los organismos públicos se hacen los desentendidos. Quien ha ido a Colombia tiene medicamentos para un mes, sin posibilidades de regresar al vecino país a por más medicamento. El riesgo de desnutrición aumenta. El fallecimiento de niños con cáncertambién. A un fotógrafo lo meten preso por tomar fotos al Hospital Central de Barquisimeto. Una mujer vio cómo la vida de su niña se le escapaba entre las manos: estaba entubada pero no sedada; debía tenerle las manos para que no se arrancase los tubos… hasta que todo terminó.
Una abuela vende sus hipertensivos o medicamentos para la diabetes para alimentar a sus nietos. Niñas de 8 años se prostituyen en Caracas y otras partes por comida. Prostitutas se venden por una caja del Clap (alimentos que ha estado distribuyendo el gobierno). Algunos esperan que saquen las sobras de basura de los restaurantes. Pero, en caso de desesperación, hasta los perros y las ratas sirven, según dicen.
Venezuela es una novedad. Un grupo de facinerosos se hizo con el poder vía electoral, como Hitler. Se mimetizó de formas democráticas. Propuso el paraíso comunista, tan utópico como irreal. Pagó lobbies internacionales de asesores de imagen. Elevó el discurso de la reivindicación de los Derechos Humanos y el empoderamiento de los pobres, al punto de vociferar reconocimientos por parte de la FAO y la UNESCO en años anteriores, que ya comienza a declinar: La desnutrición en Venezuela pasó de 10,5% a 13 % en últimos 10 años, según la FAO (Efecto Cocuyo, 15 de Septiembre de 2017; esta es la página de estadísticas oficiales de la FAO sobre Venezuela: http://www.fao.org/faostat/es/#country/236 ) y Unesco reconoce que aumentó población en edad escolar sin educación (El Nacional, 5 de abril de 2017; aunque en noviembre Telesur reportaba los avances educativos de Venezuela reconocidos por la UNESCO, y el ingreso de Venezuela y Cuba al consejo ejecutivo del mismo organismo) . Donde había una tragedia en el continente, hacía llegar las ayudas humanitarias que hablasen de su prosperidad. Esgrimía razones ideológicas donde lo que hay son coartadas.
Al tiempo que aprietan las sanciones económicas (al gobierno le preocupa que le pisen los dedos suyos, no de los demás), asesores económicos quisieron inventar una criptomoneda que llamaron “Petro”. Lo único que tal cosa, dicho con el lenguaje de las criptomonedas (mineros y esas cosas), no forma parte de ese mundo. Porque las criptomonedas son unidades fiduciarias donde la confianza entre las partes, y no la garantía de los Estados, es lo que prevalece. Con una opacidad importante, como para negocios de tráfico de armas o de drogas. Pero la fachada (siempre es la fachada) lo que buscaba era burlar las sanciones norteamericanas y hacer de la “moneda” un instrumento para recibir dólares con la garantía del petróleo del subsuelo. Pero ya Estados Unidos advirtió a quienes pretendan caer en la tentación de la trampa…
La verdad sobre Venezuela está retratada en la tragedia de Vargas: un deslave hizo desaparecer casas, calles y personas entre el 15 y el 17 de diciembre de 1999. Ocurría mientras se votaba por la nueva Constitución. Fue el noveno mayor desastre natural de ese año, en el mundo. Unos 10 mil desaparecidos, aunque otros calculan hasta 30 mil. Días después se desechó la ayuda de reconstrucción que ofrecieron los Estados Unidos. Venezuela podía reconstruirse. Pero El Universal, uno de los periódicos nacionales más importantes (que no se sabe en manos de quién está, luego de su venta), reseñaba hace una año: Vargas está aun en reconstrucción.
Andrés Colmenárez, coordinador de Funpaz y ahora “embajador” de las organizacines de DDHH del Edo. Lara (Venezuela), en la procesión de la Divina Pastora (izq) y en Bogotá, en su paso para Madrid.
Luego de 17 años el estado Vargas está en reconstrucción, como el paraíso socialista de Hugo Chávez. Esto no solo indica que no se ha realizado, pues el modelo no es viable. Indica que no interesa realizar. En Venezuela estamos ante un experimento de darwinismo social en el que muchos sobran, por lo que deben irse por las fronteras o los cementerios. La fuente de negocios, para el Apparatchik, está en otro lado: en arrasar con las enormes riquezas de la nación para propio beneficio; hacer para narcotráfico a Venezuela su isla de La Tortuga.
Mientras la Comunidad Internacional no asuma que está ante algo relativamente inédito, desde la segunda Guerra Mundial, frente a lo que hay que crear normativas de acción y hoja de ruta, la tragedia en Venezuela avanzará
Mientras la Comunidad Internacional no asuma que está ante algo relativamente inédito, desde la segunda Guerra Mundial, frente a lo que hay que crear normativas de acción y hoja de ruta, la tragedia en Venezuela avanzará. Toda la legislación anterior sirve para ganar tiempo y mimetizarse. Se basa en la buena intención de las partes. El principio de autodeterminación de los pueblos puede servir para justificar genocidios y profilaxis social sin que se entrometan los demás países. El gobierno, asesorado por un psiquiatra, apuesta al cansancio, la costumbre y el olvido de la comunidad internacional. Al final, los intereses prevalecerán sobre los principios. Y la población seguirá languideciendo, con signos más y más visibles en rostros, medidas corporales, vestimenta… Venezuela puede ser el primer país con inestabilidad africana en plena Hispanoamérica. Pintoresco ¿no?


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